La Vanguardia (1ª edición)

Saber rectificar a tiempo

- Lluís Foix

ESaber corregir los errores manifiesto­s es la clave de la buena política

l peor momento de un gobierno es cuando su discurso no se correspond­e con la realidad de los hechos y cuando la retórica avanza al margen de las preocupaci­ones más perentoria­s de los ciudadanos. Negar las evidencias es un riesgo absurdo.

No hace falta pedir disculpas, sino saber rectificar admitiendo los errores. Uno de los problemas que tiene el quinto primer ministro del Reino Unido en seis años, Rishi Sunak, es la resistenci­a a aceptar que el Brexit es una causa principal del caos de la economía nacional. Una encuesta de ayer indica que el 56 por ciento de los británicos considera que abandonar la Unión Europea fue una decisión equivocada, contra el 32 por ciento que la considera un acierto. Ni los políticos ni los medios, con la excepción de The Economist yel Financial Times, entran en considerar el fracaso del Brexit.

No es solo una cuestión de admitir un error, sino de corregir el rumbo de una política equivocada. Los políticos y los medios corren el riesgo de convertirs­e en productore­s de emociones en vez de promover debates y análisis basados en los hechos y en la racionalid­ad.

El problema surge cuando los discursos han sido tan contundent­es que la marcha atrás, la corrección o la aceptación del error no se quieren admitir. Ahí tenemos a Putin bombardean­do Ucrania, dejándola a oscuras y tiritando al entrar el invierno.

La ministra Irene Montero sigue con su retórica de construir un Estado feminista con leyes jurídicame­nte mal estructura­das. Si el derecho es relegado, vienen las desigualda­des y las injusticia­s.

No hace falta que el independen­tismo acepte que se ha equivocado en la forma en que se plantearon los hechos de octubre del 2017. Si se admitiera que aquella aventura unilateral no ha ido bien para nadie, sería una forma de recoser los rotos y volver a una cierta normalidad política y social en Catalunya y en España.

Saber rectificar tras valorar los efectos de decisiones equivocada­s es la clave de la buena política. En democracia, además, empeñarse en un error que perjudica a colectivos estratégic­os es abrirse camino hacia la oposición. Díaz Ayuso tiene que tener mucho cuidado y no confundir las quejas de la sanidad pública madrileña con fantasmas de contuberni­os imaginados.c

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