Los aerotaxis aspiran a sobrevolar Barcelona antes de fin de década
Los usos iniciales con mayor utilidad son para hospitales, pese a que en el sector piensan más en mover pasajeros
Un servicio de aerotaxis con drones funcionando entre Barcelona y la isla de Formentera o Andorra puede sonar a ciencia ficción, pero lo cierto es que ya hay empresas trabajando en hacerlo realidad. La Unión Europea ha fijado el sector de la movilidad urbana aérea como uno de los vectores más importantes para esta década y confía en que sean una realidad en el continente en cinco años como máximo, según se recoge en un informe elaborado por el EIT Urban Mobility y presentado ayer en el salón Smart City Expo World Congress.
Aunque el sector privado es el que lidera la investigación y las primeras certificaciones, los usos iniciales defendidos por la Unión Europea están relacionados con cuestiones más útiles que el desplazamiento de personas con alto poder adquisitivo en sus momentos de ocio. “Las primeras aplicaciones que se verán probablemente sean de temas médicos como la unión aérea de dos hospitales en la misma ciudad para acelerar el traslado de órganos, medicinas e incluso pacientes”, destaca Daniel Serra, director de innovación del EIT Urban Mobility, el laboratorio europeo del sector, cuya sede central se encuentra en Barcelona. Otra posibilidad que apunta Serra es la unión de Formentera con Eivissa, pero no para llevar a millonarios de fiesta sino para trasladar pacientes que requieran una atención especializada.
En ciudades como Helsinki, Frankfurt y París, se han llevado a cabo vuelos de prueba de empresas centradas en este ámbito, como Volocopter. Avanzan tanto con drones de carga como de pasajeros, aunque sin ellos a bordo todavía. En España, el centro de investigación vasco Tecnalia ha desarrollado para la empresa Umiles un aparato que puede trasladar a dos personas y a un piloto en un radio de 15 kilómetros. Los primeros vuelos de prueba han sido todo un éxito y los ingenieros ya trabajan en paralelo en otro aparato más grande que llegará a los 150 kilómetros de distancia.
“La cabina se confiere de una estabilidad que no tienen otras modalidades de transporte como un helicóptero ya que los drones se ponen en posición vertical para el despegue y luego pasan a estar horizontales
La Unión Europea ya trabaja en la regulación mientras numerosas compañías llevan a cabo vuelos de prueba
para tener el empuje que le hace avanzar en el aire”, destaca Javier Coleto, responsable de la estrategia de movilidad sostenible e inteligente de Tecnalia.
La tecnología va muy rápida, con los propios drones y los llamados aeropuertos verticales como lugar de despegue y aterrizaje. La regulación, sorprendentemente, esta vez no va por detrás. La Unión Europea está definiendo las líneas maestras, aunque luego habrá que trasladarlas a las ciudades. En ese sentido, el estudio del EIT Urban Mobility advierte que el principal reto es la cuestión regulatoria y de seguridad, lo que los expertos definen como “carreteras del aire” que aún están por definir y que deben facilitar el tráfico ordenado de pequeños y no tan pequeños artilugios en un lugar donde no hay semáforos ni señales, 100 o 200 metros por encima de las cabezas de los ciudadanos. El ruido que provoque su generalización es otra de las cuestiones que más problemas puede generar.c