Mujeres que son niñas
La Maternal
Dirección: Pilar Palomero
Intérpretes: Carla ;7>le?, @ngela CerAantes, Cla7dia Dalma7, Sheila BaBos
Producción: EspaBa, 2022. Drama. ★★★
El escenario principal de La Maternal es un centro de acogida de adolescentes embarazadas. Cuando Carla, la protagonista (catorce años), llega al centro, sus compañeras, a la manera de una sesión de terapia de grupo, exponen ante ella, una a una, sus malos tragos padecidos en el pasado. El catálogo de experiencias y sufrimientos (bulimia, abusos sexuales, violencia física, intentos de suicidio, drogas…) hace pensar, por un momento, si no será La Maternal otro melodrama de denuncia didáctico, panfletario o manipulador, que golpea
con el puño el vientre del espectador sensible. Felizmente, es solo un breve espejismo, pues la propia naturaleza de la imagen, el registro firme y convincente de las actrices y la justeza del tono y de las tomas (proximidad no invasiva a los personajes, estilo directo sin los tics hoy frecuentes de la cámara nerviosa y alterada), ya demuestran que la película de Pilar Palomero va por otro lado: la persecución de la verosimilitud, de la autenticidad, sin aditamentos de manual.
Con eficaces, a veces bruscas elipsis, pasan los días en el centro, las semanas y los meses, Carla ya ha tenido a su bebé, que llora mucho, y la vida discurre entre alegrías y tristezas. Palomero impone el mismo ritmo de su primer largometraje, Las niñas ;un ritmo uniforme, que hace avanzar la historia sin prisas pero también sin pausas, atento a la observación de conductas y a los
detalles sutiles: el simple acto de quejarse de unas manos que huelen a cocina revela un matiz psicológico del personaje del olfato ofendido. Es interesante la relación entre Carla, que es una fiera irascible, con mucho carácter, y su madre, que pasa de las discusiones y peleas más exaltadas a los momentos de ternura cuando la madre ya es abuela, para volver en cualquier instante, sin previo aviso, a la relación tempestuosa. Y está admirablemente expresado todo lo que Carla lleva por dentro (incertidumbre, desvalimiento, rabia) y que aflora en un ataque de ansiedad filmado con una naturalidad de primer orden. La mejor escena llega después: Carla (Carla Quílez: extraordinaria) siente la necesidad de llamar por teléfono a su madre, desahogarse, llorar desconsoladamente, en un plano en penumbra que contiene una emoción cinematográfica pura.c