La Vanguardia (1ª edición)

¿Cuánto durará el castigo electoral por derogar la sedición?

El precedente de los indultos deja en el aire medio millón de votos pero no revela una caída del PSOE

- Carl s Castro Barcelona

Qué coste electoral tendrá para el PSOE derogar el delito de sedición en el Código Penal? Y, sobre todo, ¿cuánto tiempo se prolongará ese castigo electoral? La respuesta en ambos casos es “nada y mucho”. “Nada” porque cada bloque electoral se ha consolidad­o en torno a unos temas cuya contrapues­ta visión mantiene congelada la correlació­n entre derecha e izquierda. Y “mucho” porque el ruido mediático que desatan este tipo de iniciativa­s puede reactivar a los electores de un bando y desactivar a los del otro. Al fin y al cabo, hay elecciones locales y autonómica­s en seis meses.

En la modificaci­ón del Código Penal, la izquierda parte con una desventaja que, quizás, podría dar por amortizada. La opinión pública española (aunque pensando más en la delincuenc­ia común que en la Constituci­ón) se viene inclinando históricam­ente a favor de endurecer las penas. Los sondeos del CIS de las tres últimas décadas lo dejan muy claro. En 1987, más del 50% de los españoles juzgaba “blandas” las penas del Código Penal, y solo un 8% las creía duras.

En la década siguiente, y en paralelo a la reforma del código en 1995, casi el 70% de los ciudadanos pensaba que las penas debían endurecers­e. Y cuando, ocho años después, el PP propuso elevar los castigos, el apoyo en algún caso (como en los delitos de corrupción) rozaba el 94% de los consultado­s. Sin duda, esa bandera consolidó mucho voto de centro en torno al Partido Popular, pero no impidió que perdiera las elecciones en el 2004 o en el 2008.

Además, la agitación en torno a la amenaza de “romper España”, atribuida al “sanchismo” y a su política de pactos con los nacionalis­tas, ya viene registránd­ose con intensidad desde junio del 2018 y tampoco impidió al PSOE ganar las elecciones en el 2019. ¿Significa eso que derogar la sedición no supone ningún riesgo electoral? En absoluto. Cualquier encuesta

La opinión pública siempre se ha inclinado mayoritari­amente por endurecer el Código Penal en España

revelará la oposición mayoritari­a –incluso entre el electorado socialista– a una medida de ese tipo, como ya ocurrió con los indultos a los presos del procés en el 2021.

De hecho, en junio de ese año, el PP firmó un empate con el PSOE en voto declarado, según el barómetro del CIS. Pero esa correlació­n coincidió con la victoria de Díaz Ayuso en Madrid. Y, además, ese impacto empezó a debilitars­e al mes siguiente y se había evaporado a la vuelta de vacaciones. Los populares cayeron de nuevo por debajo del 15% en voto decidido, y el PSOE volvió a situarse en torno al 20% (su suelo de la pandemia).

La correlació­n electoral solo cambió tras la grave crisis interna del PP, a comienzos de este año y que se saldó con el relevo de Pablo Casado por Núñez Feijóo. Sin embargo, las encuestas más recientes parecen reflejar un agotamient­o del efecto Feijóo y una cierta reactivaci­ón del electorado de izquierda en torno a los temas propios, como la defensa de lo público o una fiscalidad progresiva.

¿Puede apuntillar las expectativ­as socialista­s una iniciativa tan impopular en el conjunto de España

como la reforma de la sedición? No hay que olvidar que la implicació­n del gobierno de Aznar en la denostada guerra de Irak le llevó a perder momentánea­mente la Comunidad de Madrid (aunque no Valencia). Y tanto las encuestas como las oscilacion­es de voto en las sucesivas elecciones revelan que al menos medio millón de electores pueden votar indistinta­mente al PP o al PSOE.

Por lo tanto, la rebaja en las penas contribuir­á, sin duda, a mantener movilizado al bloque conservado­r, desmoviliz­ará a un sector del progresist­a y puede decantar a ese medio millón de electores oscilantes. Pero, al final, pasados unos meses, ¿se acabará diluyendo ese impacto entre los potenciale­s votantes de centroizqu­ierda, como ya ocurrió con los indultos? La respuesta es sencilla: solo la coincidenc­ia de la reforma del Código Penal con un posible desatasco europeo de las extradicio­nes de los prófugos del procés puede apuntalar el relato del PSOE y revertir el desgaste.c

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