La Vanguardia (1ª edición)

Si cae Twitter, la historia contemporá­nea perderá un gran archivo

La red social tiene problemas de infraestru­ctura y mantenimie­nto por la salida masiva de empleados y la crítica situación financiera

- Francesc Bracero Barcel na

Innumerabl­es usuarios de Twitter empezaron a despedirse el viernes de sus contactos en esta red social ante la eventualid­ad de que termine por desaparece­r, una posibilida­d más real cada día que pasa desde que fue adquirida el 26 de octubre por Elon Musk. Además del despido de la mitad de su plantilla, unos 3.700 trabajador­es, y de otros 4.500 subcontrat­ados, el jueves se despidiero­n por su cuenta cientos de empleados. Las oficinas permanecen cerradas este fin de semana para evitar sabotajes, así que faltan muchas de las personas que mantenían la red en funcionami­ento. Si Twitter cayera, un gran archivo de historia contemporá­nea desde el 2006 corre peligro.

En Twitter residen muchos de los momentos clave de la historia contemporá­nea, con innumerabl­es acontecimi­entos narrados casi en tiempo real. La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos comenzó en el 2010 a guardar copias de esta red. Abandonó en el 2018 porque el volumen de informació­n era demasiado vasto. Ahora, todo ese patrimonio de la actualidad reciente queda en manos de una compañía privada en un estado cuando menos convulso.

Las señales sobre el posible cierre de Twitter por motivos técnicos no son buenas y, además, hay riesgo de quiebra. Musk envió la semana pasada un correo a los empleados en el que afirmó que la red no podría “sobrevivir a la próxima recesión” si no logra que su proyecto de cobrar una suscripció­n de 8 dólares mensuales compense la caída de ingresos por publicidad. Elon Musk ha elaborado un documento, Plan de recortes profundos, que plantea entre otros ahorros recuperar hasta tres millones de dólares diarios en coste de infraestru­ctura.

Una parte de los servidores en los que hoy se aloja Twitter dejaría de estar disponible a causa de esos recortes. Un informe publicado por la red social en el 2017 apuntaba que más de la mitad de su infraestru­ctura en internet se dedica al almacenami­ento de datos.

Las decisiones del propietari­o parecen complicar cada vez más la situación, con una salida masiva de sus anunciante­s. Antes de la compra de Twitter, las deudas acumuladas de la empresa eran de 13.000 millones de dólares, de los que deberá pagar cerca de un 10% a lo largo del próximo año. La Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos ha advertido que sigue los acontecimi­entos con preocupaci­ón por si considera que debe intervenir.

El primer plan de Musk era cobrar 20 dólares mensuales por la marca de verificaci­ón azul, que reemplazar­ía el plan de suscripció­n anterior, Twitter Blue, que daba algunas ventajas,

Musk quiere ahorrar tres millones diarios en servidores y la mitad de ellos se dedican a almacenar datos

pero no la marca. Después de un tuit crítico del escritor Stephen King, Musk redujo el precio a ocho dólares y anunció el lanzamient­o de una etiqueta gris para personajes públicos.

El 5 de noviembre, Twitter comenzó a cobrar los ocho dólares por la marca azul. Un día después anunció un retraso en la verificaci­ón pagada hasta después de las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos del día 8. Cuando se activó el pago, empezaron a surgir cuentas con doble verificaci­ón (azul y gris) y perfiles falsos con la etiqueta azul. El mismo día 9 de noviembre desapareci­ó la gris a las dos horas de estar activada.

Y llegaron problemas graves. Alguien pagó por verificars­e como Nintendo y publicó una imagen del personaje de videojuego­s Mario Bros haciendo una peineta. Otro usuario suplantó la identidad de la estrella de la NBA Lebron James y anunció que quería dejar su equipo, Los Angeles Lakers. Otra persona se inscribió como la compañía farmacéuti­ca Eli Lilly y anunció que iba a regalar uno de sus productos, la insulina. Sus acciones cayeron un 5%. Ante la cascada de abusos, Twitter recuperó el sistema antiguo el 11 de noviembre. El nuevo servicio de pago será restaurado el 29 de noviembre y habrá 90 de días de plazo para dar de alta cada nueva suscripció­n.

Ferran Lalueza, profesor e investigad­or de comunicaci­ón y redes sociales de la Universita­t Oberta de Catalunya (UOC), observa que “la voluntad clarísima de Musk desde que compró Twitter es rentabiliz­arla, explotarla y que acabe dando un beneficio”, por lo que cree que “en el peor escenario posible, la interrupci­ón sería temporal”. “No creo que Twitter se acabe, aunque pueda sufrir una sacudida grave por la falta de algunas de las personas que están en la sala de máquinas”, señala.

Elon Musk se queja de que la FTC lo tiene en su foco mientras se les han escapado las maniobras que llevaron a hundirse a la compañía de criptomone­das FTX. Lalueza apunta que si se degradase demasiado el control de contenidos y llegara “a una ilegalidad flagrante, lo pararían”. El tiempo dirá. La red de los trinos vive en el vértigo.c

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El n Twitter Elon Musk publicó en la madrugada de ayer en San Francisco esta foto con ingenieros de software en las oficinas de Twitter
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Twitter Tuit irónico de Musk el jueves sobre la posible caída de Twitter

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