Educación: las nuevas caras
De los rescoldos del conflicto escolar del pasado curso han brotado nuevas entidades con deseos de alzar su voz e influir en el debate
El fuego que encendió las movilizaciones del pasado curso escolar en Catalunya no dejó a la comunidad educativa indemne. La tensión vivida desde que el conseller de Educació, Josep Gonzàlez-Cambray, anunció el cambio de calendario escolar para este curso, sin diálogo con las direcciones de centros, asociaciones de docentes, asociaciones de familias, sindicatos, municipios y a espaldas del Consell Escolar, donde están todos estos colectivos presentes, se canalizó hacia manifestaciones masivas lideradas por las instituciones sindicales. Y estas lograron zanjar el malestar el pasado septiembre con una ganancia laboral –por otra parte, largamente reivindicada–, la supresión de una hora lectiva a partir de enero del 2023.
La dura contienda puso de manifiesto la necesidad de fortalecer la representatividad de los colectivos y la emergencia de nuevas voces que no se sienten representadas.
En lo que respecta al fortalecimiento del asociacionismo existente, la Associació de Mestres Rosa Sensat –que, como la Federació de Moviments de Renovació Pedagògica de Catalunya, renovó la presidencia– ha arrancado un proceso abierto de reflexión que finalizará en marzo del 2023 sobre el futuro de la entidad en “un contexto educativo en el que es difícil mantener la voz genuina que nos ha mantenido en pie estos 50 años”.
Por su parte, la asociación de directores de centros públicos, Axia, está en proceso de renovación de la junta. Y el Consell Escolar de Catalunya, que también anotó bajas en su organigrama, trata de retornar a su carácter discreto y reflexivo.
Entre los nuevos rostros que quieren entrar en el debate sobre el futuro de la educación con voz singularizada, se encuentran el grupo Clam, formador por maestros, y el grupo de reflexión Bastiments, Educació i País, impulsado por profesionales vinculados a la educación. Ambos colectivos han coincidido en presentarse esta semana, curiosamente nueve meses después de que se encendiera la primera chispa del conflicto, el anuncio del cambio del calendario.
El colectivo Clam, en el que están profesores como Tamara Ruiz, Sergi Bertran, Laura Prat, Noa Padín y Rubèn Pineda, persigue ser “una voz crítica y constructiva, que contribuya a despolarizar el debate educativo y que promueva el diseño y la implementación de políticas educativas que prioricen el interés de los niños y los adolescentes”. Su primer posicionamiento ha versado, precisamente, sobre el acuerdo entre el Departament d’Educació y los sindicatos: la hora lectiva. Más concretamente cuestionan la idoneidad de implementarla a mitad de curso, cuando ya están organizados los horarios de los docentes. Cuentan ya con más de 200 firmas de apoyo.
Por otra parte, Bastiments, Educació i País es un nuevo foro de pensamiento, que aspira a intervenir en el debate como habitualmente lo hace la Fundació Jaume Bofill. Reivindica postulados que se incluyen en la ley de Educación de Catalunya, como un sistema educativo formado por centros públicos y concertados y el catalán como lengua propia pero no única en las escuelas.
Bastiments está impulsado por el exdiputado de PdCat y expresidente del Consell Escolar Lluís Font, el presidente de la asociación de familias Fapel, Josep Manuel Prats,y por el exdirector de centro educativo de Manresa Xavier Güell. “Creemos que no debería haber uniformidad de pensamiento en el mundo educativo y defendemos la libertad y la pluralidad de ideas e iniciativas”, manifiesta Güell. “Queremos que las políticas educativas se establezcan con rigor y coherencia”. En este sentido deploran que la Conselleria d’Educació se esté planteando la eliminación de las pruebas de competencias básicas que realizan todos los alumnos catalanes en el último curso de primaria y secundaria y que sirven para medir el estado del sistema educativo, el de cada centro y el de cada estudiante. El departamento valora convertirlas en muestrales (una selección de centros) a partir del 2024.
A juicio de Güell, esta es una herramienta básica sobre la que se basan actuaciones en el sistema y que los sucesivos gobiernos le han dado continuidad desde el 2008, por lo que sería un error no contar con evidencias de este tipo. Recuerda que, precisamente en las del curso 2021-2022 se detectó la bajada de nivel escolar en 4.º de ESO (no se conocen las de 6.º de primaria), especialmente en matemáticas e inglés, por lo que la administración puede acometer acciones de refuerzo de estas materias durante este curso.c
El colectivo Clam y el foro de pensamiento Bastiments quieren influir en la política educativa catalana