La Vanguardia (1ª edición)

Integració­n laboral de kilómetro 0

- S e e ira Valls ccclegueil­ololg

Hamza Niya viajó en patera desde Marruecos con 17 años. Después de pasar por Cádiz y Barcelona, estuvo en un centro de acogida en Santa Coloma de Queralt (Conca de Barberà). Con la mayoría de edad se vio en la calle y en situación irregular. Alguien habló a Hamza de Egueiro, entidad de largo recorrido (38 años) en el tratamient­o de trastornos adictivos que, en paralelo, ha puesto en marcha otros proyectos de gran calado social.

Niya, con 23 años, es uno de los 16 jóvenes extutelado­s que emigraron solos y que Egueiro está ayudando con su proyecto Brots Verds de Valls. Exitosa mezcla entre la inserción laboral de chicos migrantes, la prioridad absoluta, y el consumo de proximidad, un feliz añadido.

La asociación impulsó en 2020 esta iniciativa al detectar una necesidad concreta en uno de los contextos sociales que mejor conoce, Valls, donde tiene su sede desde hace 35 años. Jóvenes extutelado­s por la Generalita­t que al cumplir los 18 años se ven sin un futuro claro. Más bien todo lo contrario. “Nuestra voluntad es siempre lograr que la gente viva mejor; buscamos soluciones y una de ellas surgió en los terrenos que tenemos en Valls. Pensamos que podrían cultivar allí la tierra y tener su propio trabajo”, dice Jaume Vilanova, director de Egueiro.

El Ayuntamien­to de Valls ofreció a la entidad hace año y medio la posibilida­d de disponer de una parada en el mercado de la plaza del Oli, que cada miércoles y sábado llena de vida su centro histórico. Dos de los jóvenes vienen a vender al mercado, y el resto cultivan las frutas y verduras. Esto ha asentado el proyecto y ahora están constituye­ndo una cooperativ­a para que ellos mismos gestionen la pro

ducción y comerciali­zación. Se cerrará el círculo.

Todo con un gran objetivo, complejo: que jóvenes migrantes extutelado­s tengan autonomía plena, sin depender de Egueiro ni de la solidarida­d. Encarrilad­a la inserción laboral, la entidad se está encontrand­o ahora con un obstáculo inesperado: serias dificultad­as para que propietari­os de la zona quieran alquilar una vivienda a los chicos migrantes, a pesar de que disponen de una nómina y una situación regulariza­da.

“Estamos trabados, no se les quiere dar la oportunida­d. Hay casos de jóvenes que están empleados y tienen que ocupar un piso. Trabajamos con el Ayuntamien­to para hallar una solución”, explica Vilanova, alma de

Los jóvenes migrantes solos, extutelado­s, están a punto de lanzar su cooperativ­a en Valls

Egueiro: 28 años en la entidad.

Desde su puesta en marcha, Brots Verds de Valls ha ayudado a medio centenar de jóvenes migrantes extutelado­s. Sadik, de 22 años, también navegó en una patera desde Marruecos. Se siente con confianza. “Jaume me ha ayudado en todo”, dice, agradecido. Quiere estudiar mecánica. Mientras tanto, cultiva y vende verduras de kilómetro 0.

El trato con las clientas, mayoría, favorece la madurez de los jóvenes, destaca Egueiro. La asociación, vinculada al tratamient­o de drogodepen­dencias, ha decidido abrir otro frente con los menores que viajan solos desde sus países. “Intentamos que lo que hacemos tenga un sentido: crear trabajo, encontrarl­es una vivienda y su integració­n social”.c

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Xavs Javso Dos de los jóvenes migrantes en la parada del mercado de Valls

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