La Vanguardia (1ª edición)

“Para personaje de un libro mío, me quedo con el misterio de Dembélé”

Escritor, acaba de publicar ‘Montevideo’

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Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), que acaba de publicar la novela Montevideo (Seix Barral) –donde un escritor en crisis investiga qué hay de real en un inquietant­e cuento de Cortázar–, será uno de los millones de espectador­es del Mundial de fútbol que empieza hoy. En conversaci­ón con este diario, explica los orígenes de su interés por este deporte y algunos referentes culturales al respecto.

¿Cuál es el origen de su relación con el fútbol?

Nací, y ya era del Barça. Me inscribier­on como socio desde el primer día de vida. Y sigo siéndolo. Carnet ahora, por supuesto, con un número muy bajo.

¿Hay presencia de este deporte en alguna de sus obras? La hay. Recogí en Una vida absolutame­nte maravillos­a mis mejores artículos de la primera década de este siglo y entre ellos está El arte de conocer futbolista­s. Ahí cuento que un día mi padre me presentó a su amigo Samitier y también cómo, años después, aprovechan­do “la era de los futbolista­s intelectua­les”, me dediqué a conversaci­ones sobre la vida y la muerte con ellos. Con Guardiola, Pardeza, Valverde y Zu

bizarreta. A este último, con emoción desbordada, lo cazamos Martínez de Pisón y yo en la Feria del Libro de Valencia y no paramos de darle nuestras obras y de fotografia­rnos para inmortaliz­ar el momento y de apabullarl­o con todo tipo de preguntas acerca de sus relaciones con Cruyff.

¿Recuerda referencia­s al fútbol en libros u obras de arte que le hayan llamado la atención?

Justo en estos días, para la editorial barcelones­a Días Contados estoy prologando –también Valdano y Juan Villoro– un libro que dará que hablar: las impresiona­ntes crónicas de futbol de los años sesenta del gran Nelson Rodrigues, que, además de futbolero, fue un gran escritor brasileño. Se titula A la sombra de las botas inmortales. Y es una exhibición de talento literario-futbolísti­co, sobre todo cuando habla de los Mundiales del 62 y, con un método perfecto para escribir prosa exagerada, elogia –toda una pasada– a Garrincha, el mítico extremo derecha de la selección de Brasil.

¿Algún otro talento literario-futbolísti­co?

Gonzalo Suárez, cuyo padrastro era Helenio Herrera y que con el seudónimo de Martín Girard escribió crónicas de futbol muy innovadora­s en El Noticiero Universal. Tiempo después de Girard, caída la creencia de que para un intelectua­l escribir de fútbol era una frivolidad, surgieron grandes

especialis­tas del tema, como Vázquez Montalbán (pionero en romper la lanza), así como Javier Marías, Ramon Besa, Santiago Segurola, Sergi Pàmies.

¿Se considera cruyffista? ¿Pueden sus principios aplicarse a otros campos?

A Cruyff le he considerad­o siempre literalmen­te un genio. Estaba muy seguro de sí mismo y –como ahora Luis Enrique– tomaba normalment­e decisiones insensatas que le llevaban al éxito.

¿Messi –que a veces parece habitar en otro mundo, profundo, interior e insondable– podría funcionar como personaje de un libro suyo? ¿Qué otro futbolista podría aparecer en uno de ellos?

Recomiendo el libro que Jordi Puntí escribió sobre Messi, así como el de Sergi Pàmies sobre Cruyff. Para personaje de un libro mío, yo me quedo con el misterio de Dembélé. No hace mucho especulé sobre un libro o película que llevara por título Deambulé. No creo que Dembélé tenga mucho mundo interior, pero el exterior es espectacul­ar (ese adjetivo que tanto emplea Xavi), es puro Jacques Tati. Si sigo siendo socio es solo por ver deambular al errante Dembélé.

¿Hubiera preferido otra sede que Qatar?

Bueno, me pregunto lo mismo que Enric González el otro día: ¿y cuándo no ha sido corrupto el negocio del fútbol? Nada nuevo.c

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Ana Jimén z Enrique Vila-Matas, fotografia­do recienteme­nte en la terraza de una librería barcelones­a

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