La Vanguardia (1ª edición)

España acepta el reto

El calor de Doha tiene en ascuas a casi todas las seleccione­s, incluida la de Luis Enrique, que de momento seguirá ejercitánd­ose por las mañanas hasta su debut

- Luis Buxeres jr . Envi dr especi l

En el calendario de actividade­s de la FIFA durante el Mundial de Qatar el miedo al calor se puede apreciar fácilmente. Salvo algunos valientes, entre los que encontramo­s a la España de Luis Enrique, la mayoría de seleccione­s tienen programada­s sus sesiones de entrenamie­nto a partir de las dos o tres de la tarde, cuando el termómetro empieza su lento descenso sin llegar nunca a dar una tregua total. En el desierto, el calor manda y todo el mundo era consciente de ello antes del Mundial.

Gales es el mejor ejemplo de lo que está sucediendo en los primeros días de concentrac­ión mundialist­a. Su selecciona­dor, Rob Page, había programado todos los entrenamie­ntos a las 13.30 horas y, tras comprobar lo que le esperaba a sus hombres, los ha retrasado todos un mínimo de dos horas y media. Bélgica o Canadá, por ejemplo, han optado por comenzar con sesiones casi nocturnas, con luz artificial, y esquivar las peores horas.

En el seno del cuerpo técnico de España, por su parte, la temperatur­a a la hora de trabajar también era una carpeta abierta antes de aterrizar en Qatar y, tras una primera toma de contacto, no se ha cerrado del todo pero ha pasado a ocupar un lugar más secundario.

A Luis Enrique le ha gustado siempre trabajar con planificac­ión. En cada parón de seleccione­s, el departamen­to de comunicaci­ón de la RFEF envía una detallada agenda con todas las actividade­s previstas, incluidas todas las sesiones de entrenamie­nto. No ha sucedido así en Qatar, donde de momento se toman las decisiones día a día.

La idea del selecciona­dor era desde un inicio la de trabajar por las mañanas con sus hombres en Doha y disponer de una agenda más liberada por las tardes para tener margen de maniobra. Si hay que encajar una sesión de vídeo o un segundo entrenamie­nto, ejercitars­e a primera hora lo facilita todo. También a los futbolista­s, que pueden relajarse el resto del día y liberar tensiones. Pero hasta que se pisara el suelo qatarí y los internacio­nales trabajaran bajo el calor del desierto, no se podía planificar a medio o largo plazo.

La selección española completó ayer su segundo entrenamie­nmuy to en la Qatar University, el primero de horario matinal bajo un sol que abrasa a cualquiera. El termómetro alcanzó los 30 grados aunque la sensación era bastante peor, con la humedad además rozando el 60%. A pesar de todo, el resultado fue muy satisfacto­rio y las primeras incógnitas empezaron a despejarse. “Sí, hace solecito y un poco de calor, pero yo vengo de Londres y no me puedo quejar. Hemos trabajado bien, luego me he dado un baño de agua fría y estaba como nuevo”, bromeaba César Azpilicuet­a, uno de los veteranos, resumiendo el sentir general del vestuario.

La reacción de los jugadores fue muy buena, como confirma una fuente de la expedición española, y la preocupaci­ón ha disminuido rápidament­e. En previsión de lo que pudiera pasar, los preparador­es físicos habían instruido a los jugadores, que no pararon de hidratarse durante la sesión para combatir las altas temperatur­as. Pero la cosa no pasó de ahí y Luis Enrique ha decidido mantener la franja horaria matinal al menos hasta el debut ante Costa Rica, ajustándol­a apenas media hora más pronto. España ha aceptado el reto.n

“Vengo de Londres y no me puedo quejar, luego un baño de agua fría y como nuevo”, resumió Azpilicuet­a

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