La Vanguardia (1ª edición)

Los tiempos van cambiando, Djokovic sigue

En un año convulso, el serbio se planta en la final de la Copa de Maestros

- Ep e epe Barc lona

Cuando despertó, el dinosaurio aún estaba ahí: los tiempos van cambiando, pero no tengamos tanta prisa.

Estamos en la época de Carlos Alcaraz (19), el número 1 más joven en la historia del circuito ATP (ahora mismo se halla en el dique seco, aquejado de una lesión abdominal), y sin embargo, Novak Djokovic (35) sigue levantando el índice.

No se deja, no se va, no se rinde nunca.

Qué año tan convulso está viviendo el serbio, y qué manera de cerrarlo. La Covid-19 y su oposición a las vacunas es historia lejana para él, un episodio vergonzant­e que le había impedido intervenir en el Open de Australia (fue extraditad­o de Melbourne tras permanecer custodiado durante más de una semana) y también en el US Open y que le habían retrasado considerab­lemente en el ranking ATP.

Por los pelos se había ganado la plaza para esta Copa de Maestros, la de Turín. Lo había hecho como la octava raqueta del mundo, enfrascado en un cierre de curso vertiginos­o, al imponerse en Tel Aviv y Astaná antes de alcanzar la final del Masters 1000 de París, antesala de la Copa de Maestros.

En Turín ha tomado carrerilla: en un ejercicio tenístico impecable, sin aristas y sin grietas, Djokovic se ha llevado por delante a sus tres rivales del Round Robin (Tsitsipás, Medvedev y Rublev) y ayer, a Taylor Fritz (7-6 (5) y 7-6 (6)), para plantarse en su octava final del torneo de las ocho raquetas (en quince presencias), ya a un paso del récord de títulos, los seis que suma Roger Federer.

Su victoria de ayer dibuja todas las virtudes de su tenis.

Sobreponié­ndose a la furia en el servicio del gigante Fritz (quince aces firmaba el estadounid­ense, presente en la Copa de Maestros a cuenta de la lesión de Alcaraz), el serbio fue un lince en el resto y exprimió los instantes de debilidad del estadounid­ense: entraba al trapo cuando Fritz debía recurrir al segundo saque (Djokovic se apuntó el 61% de esos puntos) y supo mandar en ambas muertes súbitas, allí donde se establecen las diferencia­s entre un gran tenista y otro superlativ­o.

La gran final la disputará ante el noruego Casper Ruud, que anoche doblegó sin complicaci­ones a Andrey Rublev (6-2 y 6-4) con otro récord en el punto de mira. Si se adjudica el título, se embolsará 4,5 millones de euros, el mayor importe cobrado por un tenista en un solo día, al haber encadenado las cinco victorias del torneo.

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V lerio Pennicino Getty Novak Djokovic, ayer en Turín

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