Las empresas españolas sufren en Alemania por el ‘invierno energético’
Varios grupos industriales se enfrentan a problemas de suministro y de logística
Las grandes empresas españolas con presencia en el exterior señalan de manera unánime en sus últimas presentaciones de resultados a Ucrania y la invasión rusa como la principal incertidumbre para sus negocios. En la región de Europa más afectada, la vista está puesta ahora sobre todo en Alemania, donde se prevé una inminente recesión y donde las empresas españolas cuentan con un fuerte despliegue en sectores a priori inaccesibles, como el industrial.
En la última década, los inversores españoles han dedicado 12.690 millones de euros a Alemania, solo por detrás de los 49.381 millones de Reino Unido y los 39.390 millones de Estados Unidos, según datos de la Secretaría de Estado de Comercio. En lo que va de año, las inversiones en Alemania alcanzan los 504 millones y superan las dirigidas al Reino Unido.
Todo este esfuerzo es el que está ahora bajo presión debido a las subidas de costes energéticos, los riesgos de suministro, una inflación superior al 10% y el retroceso de la economía. La Comisión Europea prevé que el PIB de Alemania caiga un 0,6% en el 2023, con una inflación del 7,5%, un pronóstico peor que el de la media de la eurozona y de España, donde habrá un crecimiento del 1% y una inflación del 4,8%. Las tornas cambian y la locomotora europea se prepara para frenar mientras los vagones de cola como el español aún prosiguen la marcha.
Las empresas españolas citan el coste energético y el laboral como la inquietud más inmediata. El Instituto de Comercio Exterior
(Icex) cifra en 194 las empresas españolas domiciliadas en Alemania. Allí se encuentran Telefónica, Santander, BBVA o Acciona. También es posible alojarse en un Abba, Barceló, Hotusa, Meliá o NH, vestirse de Inditex y Mango, brindar con Freixenet y Codorníu o merendar con Argal y Campofrío. La lista es muy larga e incluye también a Grifols, Indra, Mapfre o Prosegur.
Sin embargo, la gran prueba de estrés será para las empresas industriales debido al elevado coste de la energía. Los pedidos industriales van en retroceso y la desconexión frente al gas ruso depende en buena parte de las dos regasificadoras que se construyen a toda prisa y en la que participan dos empresas españolas: Sener y Cobra (recién vendida a la francesa Vinci).
Un buen termómetro industrial en el país es la española Acerinox, que compró VDM hace dos años y que, desde entonces, cuenta con cinco fábricas en Alemania, incluida una acería, muy intensiva en el consumo de energía. “Los grandes retos actuales son los precios de la energía, la logística y los problemas de suministro”, dicen desde la empresa. La industria química y la aeroespacial van bien, mientras que la automoción se resiente.
Fuentes del sector de la automoción
Además de la industria, Telefónica, BBVA, Grifols, Freixenet o Codorníu operan en el país
aseguran que la demanda sigue siendo sólida y que el problema está en la falta de chips y en el lento arranque de las plantas espejo que suplen a los proveedores ucranianos. El fabricante de carrocerías y chasis Gestamp tiene tres plantas en el país, frente a las siete del especialista en interiores Antolín y las tres del de mecanismos Cie. Estas empresas españolas trabajan para gigantes como Grupo Volkswagen, BMW o Mercedes.
Los fabricantes españoles de trenes Talgo y CAF dependen de contratos con diversas autoridades locales. CAF fabrica en Hennigsdorf y Talgo es el socio de la Renfe alemana, la Deutsche Bahn, con la que tiene actualmente un pedido de 550 millones de euros.
La española Fagor lleva desde el 2017 haciéndose un hueco y produciendo electrodomésticos en Hilpostein. Gonvarri tiene dos fábricas y, en la construcción, Hochtief, propiedad de ACS, es un actor relevante.c