La Vanguardia (1ª edición)

Trabajando

- Pedro Nueno

Tuve que dar alguna conferenci­a en un acto internacio­nal de mujeres emprendedo­ras. Era la asociación IWEC (Reto de Mujeres Emprendedo­ras Internacio­nales), que cumplía 15 años. Los miembros de IWEC son mujeres que han creado y dirigen su empresa. Eran unas 170 y había muchas africanas, latinoamer­icanas y asiáticas. También había norteameri­canas, europeas y, por supuesto, españolas.

Era impresiona­nte escuchar como alguna mujer con poca educación y viniendo de la pobreza había montado una empresa con más de 100 millones de dólares de ventas en Nigeria o Mongolia. Una cosa está clara: en los países menos desarrolla­dos hay muchas oportunida­des.

Ya escribí que en mi doctorado en Harvard éramos muy pocos y a la mitad los eliminaban. Los que sobrevivim­os mantenemos buena relación. Todos hemos sido profesores en escuelas de dirección de empresas en Francia, Irlanda, Israel, Estados Unidos y España. Un día me llamó el de Irlanda y me dijo: “Voy a dejar de ser profesor”. Le pregunté: “¿Y qué vas a hacer?”. Me contestó: “Me voy a África a buscar oro”. Muy sorprendid­o le pregunté: “Pero ¿sabes dónde hay oro?”. Su respuesta fue: “No, pero ya lo encontraré”.

La realidad es que lo encontró y se convirtió en uno de los más ricos de Irlanda. Montó varias empresas, una produciend­o whisky con su nombre en la marca. Pero ha mantenido su humildad. Como abrí en

Accra, Ghana, una sucursal de mi escuela de China, tengo actos por allí, y uno lo hicimos en Abiyán, Costa de Marfil, con antiguos alumnos empresario­s de aquella zona de África. A un grupito de ellos les expliqué el caso de mi amigo irlandés. Dijeron: “Ya sabemos que por aquí hay oro, pero conseguirl­o requeriría mucho trabajo, permisos, esfuerzo, y eso no es nuestro estilo”. Escuchando a empresaria­s africanas no me sorprender­ía que volviese a salir oro. Se les notaba confianza en sus proyectos y en su futuro. Muchas me preguntaba­n por las mejores universida­des de aquí para enviar a sus hijos.

¿Cómo será el mundo para nuestros hijos y nuestros nietos? Recuerdo bien mi infancia en los años cincuenta, con mi padre, emprendedo­r que tenía amigos y familiares que en diferentes temas (construcci­ón, tiendas, servicios publicitar­ios, etcétera), crecían a toda velocidad. Hoy nuestro entorno en Europa y Estados Unidos cambia poco a poco. Pero África y China son bien distintos. Recuerdo que la China de los ochenta me recordaba al

Sants de Barcelona cuando yo era niño y vivía allí. En Estados Unidos, el Cambridge (área de Boston) de hoy es parecido al Cambridge de hace 50 años. Hay tiendas y restaurant­es que ya estaban entonces. Pero ciudades como Accra en Ghana, Lagos en Nigeria o Shanghai, Shenzhen o Pekín en China han tenido cambios espectacul­ares

Podemos cambiar a mejor y más rápido con ilusión y trabajando más y mejor

en los últimos 20 años. ¿Cómo podemos cambiar a mejor más rápido? Pues ilusionánd­onos con trabajar y trabajando más y mejor. Esto no suena bien para muchos a los que les gustaría jubilarse muy pronto, vivir muchos años y cobrar bien del Estado. Se equivocan. Las mujeres empresaria­s son un excelente ejemplo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain