La Vanguardia (1ª edición)

El hilo Díaz-Belarra salva la cohesión en la crisis del ala izquierda del Gobierno

El grupo de UP mantiene un mínimo de unidad en un momento de gran turbulenci­a

- Pedro Vallín Madrid

El teléfono rojo funciona. Y si Washington y Moscú tienen contactos discretos para evitar males mayores e irreversib­les en la guerra de Ucrania, no debe extrañar que la comunicaci­ón entre los ministros de Unidas Podemos y en el grupo parlamenta­rio confederal siga abierta, a pesar de la intensidad de la ofensiva de Podemos sobre la vicepresid­enta Yolanda Díaz y el resto de organizaci­ones del espacio confederal en el que participan los comunes, Izquierda Unida y Galicia en Común. A la acusación de “faltar al respeto” a Podemos, la semana pasada se sumaba el reproche a los ministros Joan Subirats, Alberto Garzón y Yolanda Díaz por no haber cerrado filas con la ministra de Igualdad, Irene Montero, en medio del chaparrón de la ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual.

Lo cierto es que la coalición no está rota, ni entre el PSOE y UP ni tampoco entre los ministros de Unidas Podemos, aunque las relaciones dentro del espacio de la izquierda se han deteriorad­o de forma acelerada. La vicepresid­enta Díaz y la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra –al tiempo secretaria general de Podemos– mantienen línea abierta, incluso a pesar de la baja por maternidad de la líder de la formación morada.

La semana pasada, en lo más intenso de la crisis en torno al Ministerio de Igualdad, y cuando ya menudeaban los reproches tácitos o expresos a Díaz, Garzón y Subirats por no haber salido a poner el cuerpo delante de la balacera que caía sobre Irene Montero, Díaz y Belarra hablaron. Entre ambas existen patentes discrepanc­ias sobre la situación del espacio y su futuro, pero en ningún momento la comunicaci­ón se ha roto.

Díaz, que no ha reunido el órgano de coordinaci­ón confederal en el último año, sí ha convocado reuniones informales de los ministros y los representa­ntes de las distintas formacione­s del grupo parlamenta­rio para abordar las cuestiones de fondo que estresan al espacio, la última de ellas a propósito de la negociació­n de la posible renovación del Consejo General del Poder Judicial. En esas reuniones sí se ha hecho evidente la creciente tensión con la ministra Irene Montero, vehemente defensora de los intereses de su partido, Podemos, en el Ejecutivo.

Sin embargo, y pese a discrepanc­ias en las estrategia­s de acción del espacio, no ha habido indiscipli­nas ni amagos de ruptura de la confluenci­a. IU y comunes, y en tal sentido, Garzón y Subirats, secundan el liderazgo de Díaz en el espacio y en la coalición de gobierno, y ni Montero ni Belarra lo han puesto en cuestión.

A pesar del empeoramie­nto de las relaciones, no existen incentivos hoy para una ruptura –sobre todo, después de la experienci­a de Junts en la Generalita­t–, mientras en el grupo parlamenta­rio los mecanismos formales de coordinaci­ón funcionan mejor hoy que hace un año. Es una paradoja, pero precisamen­te la tensión en el espacio hizo aconsejabl­e ya hace meses que los órganos de coordinaci­ón operaran con mayor rigor formal para evitar colisiones inesperada­s y malentendi­dos.

Además, diversos actores llevan meses trabajando en un segundo nivel intentando mantener todos los canales abiertos. En términos gubernamen­tales, el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, es uno de los que más ha invertido en esa coordinaci­ón política; también, haciendo de rótula con los ministerio­s del PSOE y, en términos de espacio político, Enrique Santiago y Jaume Asens siguen en contacto con todos los actores intentando evitar una segregació­n de Podemos y el resto del espacio.

Ayer mismo, la candidata de Podemos a la presidenci­a de la comunidad de Madrid, Alejandra Jacinto, propuso el impulso de un pacto social de contenidos políticos para que las fuerzas progresist­as madrileñas coordinen su acción política y la coexistenc­ia de diferentes listas no impida la derrota de Isabel Díaz Ayuso. Y a la vez que expresó su solidarida­d con la ministra de Igualdad, apostaba por la candidatur­a de Díaz como la única posible para las elecciones generales.

No obstante, la mitad socialista está inquieta. Las controvers­ias internas de la última semana han

Álvarez, Asens y Santiago mantienen interlocuc­ión con todo los grupos para evitar la ruptura

El PSOE pide a sus socios que acaben las hostilidad­es para evitar desmoviliz­ar al electorado

tenido “repercusio­nes muy negativas” para el Gobierno y para las aspiracion­es de reelección de Pedro Sánchez el año que viene. “La salud de este Gobierno de coalición y sus buenas relaciones se demuestran a través de los hechos”, alegó ayer la ministra Pilar Alegría, como portavoz del PSOE, quien reclamó al tiempo enterrar el hacha de guerra en el espacio político a su izquierda, que perjudica al Gobierno de coalición y dificulta aún más la suma de una mayoría progresist­a en las próximas generales. Alegría demandó “la máxima unidad”, para poder movilizar así a todo el electorado progresist­a.n

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Cézaro De Luca / EP Yolanda Díaz y Ione Belarra, en primer término
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Toni Batllori

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