El fútbol se arrodilla
Las siete selecciones que iban a portar el brazalete arco iris se desdicen
“Hoy me siento qatarí, hoy me siento árabe, hoy me siento africano, hoy me siento discapacitado, hoy me siento gay, hoy me siento trabajador inmigrante”. El discurso que Gianni Infantino, presidente de la FIFA, pronunció horas antes del inicio del Mundial y que pretendía pasar a la posteridad cual discurso con reminiscencias kennnedianas ya sonó a cínico en directo, pero con el episodio del brazalete vivido en la mañana de ayer en la controvertida Copa del Mundo de Qatar se va directamente a la basura.
Inglaterra, los Países Bajos, Dinamarca, Alemania, Bélgica, Suiza y País de Gales, las siete selecciones europeas que habían anunciado que sus capitanes portarían en el brazo el lema “One Love” (“Un solo amor”) sobre una bandera arco iris propia del movimiento LGTBI, redactaron un comunicado conjunto para anunciar al mundo que se desdecían: “Como federaciones nacionales, no podemos poner a nuestros jugadores en una posición en la que puedan enfrentarse a sanciones deportivas, incluida la amonestación, por lo que hemos pedido a los capitanes que no intenten llevar los brazaletes en los partidos de la Copa Mundial de la FIFA”.
¿De qué tienen miedo las federaciones de estos países?
Pues de que el árbitro de turno, amparado en la literalidad de la norma, saque una tarjeta amarilla a su capitán en el minuto uno con el riesgo de amonestarle con una segunda (expulsión, por tanto) si persiste en llevarlo. ¿Qué es lo que está prohibido por reglamento? “Realizar cualquier gesto político dentro del marco de la competición”. ¿Es un “gesto político” defender el derecho de las personas a amarse en libertad sin distinción de géneros? En Qatar, país organizador del Mundial, sí, por cuanto la homosexualidad está prohibida y penalizada. Conclusión: el mundo avanza y el fútbol retrocede. Los criterios de la FIFA y Qatar se imponen.
El miedo a sanciones a los jugadores desactivó por tanto una reivindicación en realidad bastante inofensiva. El fútbol de élite, las federaciones y sus futbolistas en este caso renuncian de este modo a cualquier forma de activismo, por tímido que sea (nunca fue un gremio especialmente generoso en ese ámbito), por temor a las consecuencias. “El reglamento es igual para todos”, recordaban ayer fuentes de la FIFA.
Cabe resaltar que España y Portugal nunca formaron parte de este grupo de siete selecciones europeas, mientras que Hugo Lloris, capitán de la selección francesa, se desmarcó días atrás de lucir un brazalete especial: “Prefiero quedarme en mi papel de jugador. Es evidente que hay causas que hay que apoyar. Pero es la FIFA quien decide”.
El primero de los jugadores que iba a portar el brazalete en este Mundial iba a ser Harry Kane en el enfrentamiento entre Inglaterra e Irán. El capitán inglés se exponía a recibir una tarjeta amarilla y una posible sanción económica que acostumbra a pagar la federación de turno. “Estábamos preparados para pagar las multas que normalmente se aplicarían a las infracciones de las normas y teníamos un firme compromiso de llevar el brazalete. Sin embargo, no podemos poner a nuestros jugadores en una situación en la que puedan ser amonestados o incluso obligados a abandonar el terreno de juego”, insistían en el escrito las siete selecciones firmantes del comunicado. “Estamos frustrados por la decisión de la FIFA”, añadían. Tanto los jugadores como los entrenadores están “decepcionados”, puesto que “son firmes defensores de la inclusión y mostrarán su apoyo de otras maneras”, se justificaban.
Todavía por la mañana, minutos antes de conocerse la decisión, Kasper Hjulmand, el seleccionador de Dinamarca, país que más se ha posicionado en contra de la celebración del Mundial en Qatar, se mostraba resignado: “No es algo que hayamos inventado solo para este Mundial. Nuestro capitán ya llevó el brazalete en partidos anteriores, y no pasó nada. En el brazalete pone ‘One love’. No entiendo dónde está el problema”.
Por la tarde llegarían los partidos. Hubo quien albergó esperanzas de ver a un futbolista desafiando al poder establecido. No sucedió. Jugaron sucesivamente Inglaterra, Holanda y País de Gales. Sus capitanes lucieron el brazalete de siempre. El convencional.c
Inglaterra, los Países Bajos, Dinamarca, Alemania, Bélgica, Suiza y País de Gales cambian a última hora
El miedo a sanciones a los jugadores desactiva una reivindicación en realidad inofensiva: “Un solo amor”