La Vanguardia (1ª edición)

Tarjeta amarilla a Infantino

- Màrius Carol

GLlevar un brazalete con el arco iris recibe la misma sanción que una patada por detrás

ianni infantino quiso imitar en Qatar a Kennedy en berlín al afirmar que se sentía qatarí, pero también gay. en realidad, copió a Nixon cuando quiso hacernos creer lo que no era, un hombre honesto. A nadie que se sienta homosexual por un instante se le ocurriría al minuto siguiente sancionar a los capitanes de las seleccione­s que se pusieran un brazal con los colores del arco iris y las palabras One love para saltar al césped.

infantino dio instruccio­nes a los árbitros del mundial para que sacaran una tarjeta amarilla a quienes lucieran el brazalete multicolor que remite a los derechos de la comunidad lGTbi. es la misma sanción que la de pegarle una patada por detrás a un contrario. A la iniciativa solidaria se habían sumado las federacion­es de los Países bajos, bélgica, Dinamarca, inglaterra, Gales, suiza y Francia. el argumento de la FiFA para sancionarl­es era que debían respetar las costumbres del país anfitrión. ¿ir a la cárcel por ser homosexual es una costumbre? “la fortaleza del mundo es su diversidad”, proclamó infantino en su discurso inaugural. ¿Dónde ve infantino diversidad en que a un gay se le condene por el hecho de serlo?

Ningún reglamento futbolísti­co prohíbe llevar un brazal con los colores del arco iris. es más, el capitán de Dinamarca ya lo lució en los partidos de preparació­n del mundial sin ningún problema. igualmente no parece que el término One love ataque frontalmen­te a los principios de este deporte. como tampoco resulta una llamada a la rebelión contra nadie, ni se trata de una proclama que ponga en peligro el equilibrio del planeta.

infantino es un espabilado que ha pasado de sacar las bolas de los bombos en los sorteos de la UeFA a presidir el máximo organismo futbolísti­co. el hombre en la sombra de michel Platini ha mostrado su verdadero rostro al rutilante sol de Qatar. sus biógrafos dicen que era servil con los superiores y duro con los subalterno­s. Un clásico de los ambiciosos sin escrúpulos. el fútbol con individuos como él debería estar prohibido a los menores. e incluso a los adultos que no saben discrimina­r entre la diversidad y una entrada a destiempo.c

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