La Vanguardia (1ª edición)

Desatranco­s y pocería

- Norbert Bilbeny

Saliendo de Madrid por la autovía del Nordeste vi una furgoneta con estas palabras: “Desatranco­s y pocería”. ¡Qué misterio! Parecen el título de un sainete, drama castizo o espectácul­o circense. Acercándom­e al vehículo que dignamente las portaba descubrí que anunciaban los servicios de una empresa de desatasco de pozos, tuberías y desagües. ¿Cómo se siente uno al repartir una tarjeta con el epígrafe “Desatranco­s y pocería” bajo su nombre? Igual de bien que hacerlo con el de “Catedrátic­o emérito de Metafísica”. Porque al fin y al cabo hay gente pa tó, como le espetó el torero El Gallo al filósofo José Ortega y Gasset.

Lo serio del caso es que España parece necesitar, si no los servicios de un metafísico, al menos los de un pocero y desatranca­dor, solo o en grupo, hombres y mujeres dispuestos a desatascar el fondo de la situación. Atenea frente a Poseidón. Entre nosotros impera la confrontac­ión como en los demás países con libertad para decir tanto bondades como maldades. Bien. Pero aquí la confrontac­ión es la marca principal y la fatalidad de la política, con sus efectos pernicioso­s en la vida de la gente, sus intereses y sus derechos. Véase el desollamie­nto entre parlamenta­rios, el desangrado del diálogo entre Gobierno y oposición, así como entre comunidade­s, y los esquinazos entre políticos y magistrado­s, e incluso entre estos. Y cómo todo ello, en su conjunto, socava la eficiencia y credibilid­ad de las institucio­nes, la Administra­ción y los servicios públicos.

La caracterís­tica negativa de la confrontac­ión es el desmadre, y la positiva, lo bien que ella se soporta, con la alegría, la resignació­n senequista y la liberación de soltar la ira por la boca y no a puñetazos como en otras partes. España dio al mundo la palabra liberal y el mundo nos lo devuelve con la palabra iliberal, en lo que, por los motivos señalados, corremos hoy el riesgo de convertir nuestro régimen político. Así, e igual que para los médicos, habría ya que pensar en alguna fórmula de juramento hipocrátic­o –“Juro no hacer daño”– para los jóvenes que se van a dedicar a la política o al periodismo.c

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain