La Vanguardia (1ª edición)

Ochoa seca a Lewandowsk­i

En un partido muy conservado­r, el portero mexicano celebra su quinto Mundial parando un penalti y frustrando al delantero del Barcelona

- Carles Ruipérez Barcelona

Once metros separaban a Lewandowsk­i, que plantó la pelota, y a Memo Ochoa, pegado a la línea de gol, bajo el larguero. El delantero polaco tenía la gran oportunida­d de por fin romper su maleficio con el Mundial y de dar la victoria a Polonia. Pero como le pasó en la única pena máxima que ha chutado en el Barça, el 5 de noviembre, el punta no pudo transforma­rla. Las tablas entre México y Polonia son un bálsamo para Argentina.

Frente al Almería se le fue al poste. Así que Lewandowsk­i cambió su metodologí­a para disparar el penalti. Prefirió asegurar con el interior a la izquierda del portero. Pero el veterano guardameta mexicano le adivinó las intencione­s. Ochoa, de 37 años, celebró a lo grande el día que participab­a en su quinto Mundial y se convirtió en el salvador de México. El portero se crece en los Mundiales. En el 2014 hizo una gran parada estilo Gordon Banks a un cabezazo de Neymar. En el 2018 se lució ante Kroos y Müller para derrotar a Alemania.

Hasta esa estirada, se habían marcado todos los penaltis en Qatar. No fallaron Enner Valencia ni Taremi ni Bale ni Messi. Sí que erró Lewandowsk­i, incapaz de burlar a Ochoa. El empate a cero no se movió, ni antes ni después del penalti del nueve del Barça.

Por un lado, porque a México le falta gol desde que Chicharito y Vela andan peleados con la selección. Se retiró Oribe Peralta y Gio dos Santos lleva meses sin equipo. Mientras que Raúl Jiménez ha ju

gado poquísimo en Inglaterra.

Así las cosas, el Tri se presentó en el 974 Stadium con una delantera formada por Lozano, Henry Martín y Alexis Vega. El Chucky lleva 16 goles con México, los otros dos, seis cada uno. Poca artillería para una gran cita.

En cambio, su rival, Polonia no tiene ese problema. A priori, con Lewandowsk­i va bien servido. Al delantero del Barcelona se le presupone un olfato e intimidaci­ón. El problema para el nueve es justo el contrario, que quizás se encuentra demasiado solo cuando necesita ser asistido.

Las dos seleccione­s sabían las fortalezas y debilidade­s propias y ajenas. México dominó el juego con el buen pie de Vega y Luis Chavez, dos debutantes, pero sus centros, ya fueran de Lozano o de Jorge Sánchez por la derecha o bien de Gallardo por la izquierda, morían sin encontrar rematador. También a los centroeuro­peos les pasaban factura su estilo de juego porque Lewandowsk­i apenas tocó 16 balones en la primera parte y falló cinco de los ocho pases que intentó. Fue una isla blanca. Y así es muy difícil crear peligro.

Ochoa apenas tuvo que intervenir en ese primer lapso. Pero sí que respondió cuando el VAR llamó al colegiado Bleath para que volviese a mirar un forcejeo de Héctor Moreno con Lewandowsk­i. El defensa le agarró la camiseta y le obstruyó con las piernas. Se decretó penalti pero el blaugrana sigue seco. Ochoa le frustró. Un empate que aplaude Argentina.c

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MANAN VATSYAYANA / AFP Vista cenital del penalti que Memo Ochoa para a Lewandowsk­i

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