Escocia y la fiesta indepe
Todos los populismos, desde Trump hasta el independentismo mágico o ciertos tics del feminismo de Podemos, tienen un nexo: descalificar al poder judicial y lo que representa –una garantía contra los abusos del Ejecutivo– cuando disgustan sus sentencias.
El Tribunal Supremo del Reino Unido negó ayer a Escocia la capacidad de convocar otro referéndum de independencia y el SNP ha reaccionado de forma normal: acatamiento a la justicia, sin invocar ese tópico tuitero del “derecho a decidir” o el bananero “derecho a la autodeterminación”, aplicable exclusivamente a territorios colonizados, según la ONU (a la que algunos en Catalunya equiparan con un grupo subvencionado de asesores de un comité externo al organismo). Un ejemplo: la Confederación Helvética prohíbe a un cantón votar en solitario la opción de abandonar dicha Confederación...
¿Es franquista el Tribunal Superior
El Supremo británico –¿fachas?– niega a Escocia un supuesto “derecho a decidir”
de Justícia de Catalunya, que ha absuelto a la Mesa del Parlament? Todo depende del día, de los vientos y de las consignas, un estilo que aún practica el magma de JxCat, incapaz de aceptar las reglas universales de las democracias y adicto a calentar el ambiente, con decreciente éxito de público. Cuando algo les disgusta –sean los tribunales, la UE o el colegio arbitral tinerfeño– la culpa es siempre de los otros...
Hablan de conspiración judeomasónica con la ministra Irene Montero. Menos demagogia: que una ley sea importante no significa que pueda tramitarse de forma chapucera y sin disposiciones transitorias. Resulta infantil y populista arremeter contra todos los jueces –ellos y ellas– y venir a decir que son machistas a los que reeducar, en lugar de admitir los errores propios, pedir disculpas a las víctimas perjudicadas y distinguir entre activismo y gobernación.
La idea mágica de que los votos autorizan al electo a hacer lo que le da la gana es decisiva para la buena salud de los populismos. De no ser por los tribunales, los negros de Alabama aún serían discriminados en las escuelas porque así lo deseaban los votantes del Sur. ¡El pueblo! Menos demagogias y más empeño en solucionar problemas, y no en crearlos, vía propaganda.c