La Vanguardia (1ª edición)

El uso de la bicicleta se dispara en los desplazami­entos cotidianos

Las personas que optan por ir a trabajar o a estudiar pedaleando son un 75% más que hace tres años

- David Guerrero Madrid

Los cambios de costumbres que iba a dejar la pandemia en la sociedad van desapareci­endo, pero hay uno que parece no tener marcha atrás. El uso de la bici se ha disparado desde el 2019, y nada parece que lo vaya a frenar. En los últimos tres años, la cifra de personas que utilizan este medio de transporte para sus desplazami­entos de mode vilidad cotidiana diaria ha crecido un muy significat­ivo 75%, y la de las que la utilizan con cierta frecuencia, un 54% más. Hablamos de viajes en bici para ir al trabajo, al centro de estudios u otros desplazami­entos cotidianos. Si se le suman los que la cogen ni que sea una vez por semana, estamos hablando de más de once millones de personas en toda España, casi uno de cada tres ciudadanos de entre 14 y 70 años.

No está claro si ha sido un cambio de chip tras la pandemia, una mayor conciencia ecológica de las nuevas generacion­es, la rapidez que representa en trayectos cortos o el ahorro económico que representa. Todos esos elementos aparecen en las respuestas de los encuestado­s en el Barómetro de la bicicleta en España. El informe, elaborado por Gesop y encargado por la Red de Ciudades por la Bicicleta, es el mayor estudio a nivel estatal sobre el uso de este medio de transporte. Desde su primera edición, hace 15 años, el número de personas que se desplazan en bici no ha parado de crecer, con la cifra de ciclistas habituales multiplica­da casi por tres.

Un indicador muy relevante en ese sentido también es que, pese al crecimient­o del uso de la bici, el porcentaje de accidental­idad en el entorno urbano prácticame­nte no ha variado. La evolución histórica también refleja como van a la baja las clásicas mountain bike que había en los hogares –asociadas a un uso más recreativo– y crecen en mayor porcentaje las bicis urbanas. Las eléctricas también juegan un papel fundamenta­l, y su uso ha crecido cerca del doble en los tres últimos años.

Eso sí, la cuestión va por ciudades. No tiene nada que ver Barcelona con Madrid, y nadie mejor que los propios ciclistas para valorarlo. Mientras que en la capital catalana dos de cada tres encuestado­s se muestran bastante o muy satisfecho­s con el fomento que hacen las administra­ciones del uso de la bicicleta, en Madrid es justo a la inversa. Son dos de cada tres ciclistas los que creen que se está fomentando la bici entre poco y nada. La diferencia entre la infraestru­ctura que disponen ambas ciudades es evidente, la red de carriles bici de la primera contrasta con la total ausencia en la segunda. Era en la capital española donde ayer se presentó el informe y Antoni Poveda, vicepresid­ente Movilidad del Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB), en su condición de presidente de la Red de Ciudades por la Bicicleta, no dudó en recomendar a los asistentes “mucha prudencia si se coge la bici en Madrid, o mejor optar por el transporte público”.

Es precisamen­te la existencia o ausencia de infraestru­ctura uno de los factores determinan­tes para hacer triunfar la bicicleta en una ciudad. Más de la mitad de personas que no se atreven a coger la bici esgrimen el peligro que perciben al circular por una ciudad con gran cantidad de tráfico y sin infraestru­ctura ciclista segura.

Como referente de buenas prácticas se sitúa València, que es la que mayor porcentaje de satisfacci­ón consigue entre sus ciudadanos, por delante de Barcelona.

Los ciclistas reconocen el fomento que tiene en Barcelona y València, y critican la ausencia de carriles bici en Madrid

El secretario general de Infraestru­cturas del Gobierno, Xavier Flores, celebró que “el resultado del barómetro reconoce a las ciudades que apuestan por la bici y van por delante”, a las que instó a ser ejemplo para las demás, tanto grandes como pequeñas. Para las poblacione­s de menos de 50.000 habitantes, precisamen­te el Ministerio de Transporte­s anunció ayer una nueva partida de los fondos europeos para financiar la construcci­ón de infraestru­ctura y la adecuación de espacios urbanos que impulsen el uso de la bici.

Con todo, el colectivo ciclista no se conforma con la situación actual y, al margen de la construcci­ón de más carriles bici, hay un tema que preocupa especialme­nte: el aparcamien­to. Juega un papel importante ahí la intermodal­idad con el transporte público. El 90% de los encuestado­s reclama aparcamien­tos seguros para bicis en las estaciones y el 73% cree que las bicis se deben poder llevar dentro del transporte público, una cuestión que genera reticencia­s por parte de las administra­ciones en un momento en el que el transporte público va al límite en hora punta.c

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