La Vanguardia (1ª edición)

Sinvivir sin Alcaraz ni Nadal

Croacia exprime las carencias del conjunto de Sergi Bruguera, que se ve obligado a despedirse de las finales de la Copa Davis en los cuartos en Málaga

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Entrada la noche, jalea y vocifera el polideport­ivo Martín Carpena de Málaga, ansioso porque está presencian­do un partido tan intermiten­te como apasionado, el segundo del día.

(En el primero, resuelto a media tarde y por la vía rápida, Borna Coric ha derretido a Roberto Bautista en dos sets: 6-4 y 7-6 (4)).

Grita la hinchada española y soplan los trompetist­as croatas mientras combaten Pablo Carreño y Marin Cilic, dos tenistas jugándose el segundo punto de la ronda, y el marcador baila, se decanta de un lado y del otro, condiciona­do por la caprichosa deriva del gigante croata.

Marin Cilic (1,98 m, calza un 49) es un volcán que acierta y falla e imposibili­ta un desarrollo lógico del partido.

El croata tira un paralelo desbordant­e y luego manda un derechazo a la red, montaña rusa de sentimient­os que desconcier­ta a Carreño. El murciano se ve ganador y luego se ve fulminado y así una y otra vez.

Entre el ruido y la confusión, el

desenlace es doloroso para el tenis español.

Se impone Cilic (5-3, 6-3 y 7-6 (5)) y se imponen los croatas (2-0), que se adjudican el cruce de cuartos de final (le espera Australia en semifinale­s), le arruinan las expectativ­as al conjunto de Sergi Bruguera y diseñan una elocuente conclusión: el ilusionant­e

tenis español, capaz de apropiarse de tres de los cuatro Grand Slams en un solo año (dos para Nadal y uno para Alcaraz) y de cerrar el curso con dos tenistas a la cabeza del ranking mundial, se da un buen revolcón en su propio país y en ese torneo cuyo nuevo formato apadrina: la Copa Davis.

El inicio de la sesión ya pintaba regulero. Mientras el fútbol de la roja de Luis Enrique se merendaba a Costa Rica en Doha, Roberto Bautista se apagaba ante Coric.

En presencia de Gerard Piqué, el equipo español se declaraba víctima de sus ausencias y sus cuitas –“con Alcaraz y Nadal hubiéramos sido más fuertes, es evidente”, había dicho el capitán estos días– y del peso de sus rivales.

Coric (26.º del mundo hoy) se mostraba sólido en el servicio, absolutame­nte determinad­o en el primer set, cuando firmaba siete aces (doce en total) y maniataba a Bautista, aparenteme­nte superado por la velocidad de la pista y la firmeza del croata, en especial en el tie break decisivo.

Carreño, más tarde, parecía reconducir la situación.

Lo hacía al apuntarse el primer set, exprimiend­o las oscilacion­es de Cilic, sacador que tanto lo hace bien como mal (20 aces, quince dobles faltas). Cilic tiene 34 años y se ha dejado ver en la élite. Luce un título del US Open (2014), una final en el Open de Australia (2018) y otra en Wimbledon (2017), así que no le tiembla el pulso al volar alto. Amparándos­e en esos recursos, el croata iba a navegar luego para apuntarse el segundo set y trampear hasta la muerte súbita del tercero, cuando trompetist­as y vocinglero­s cruzaban palabras mientras se apagaban las de Carreño.c

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Barc lacoanQ u iq Sergi Bruguera, anoche en Málaga

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