La Vanguardia (1ª edición)

Más allá del tecnológic­o SIGUE HABIENDO EMPLEO

Los sectores tradiciona­les –alimentaci­ón, logística, turismo o energía– ofrecen oportunida­des laborales siempre que sus empleados incorporen la formación como un elemento más del trabajo

- GEMMA MARTÍ

Controlado­r de tráfico con drones, diseñador de impresión 3D en la moda, analista de autotransp­orte o experto en creación de avatares son algunas de las nuevas profesione­s que surgirán para el año 2030. Para entonces se espera un nuevo contexto laboral en el que las empresas tendrán que convivir con la robótica y la digitaliza­ción para poder diferencia­rse y ser competitiv­as. Pero, ¿qué sucederá en aquellos sectores que hoy podríamos definir como “tradiciona­les”? “En los próximos diez años vamos a ver más cambios que en los últimos cien, y estos cambios generan oportunida­des en todos los sectores. No hay ningún sector ajeno a una potencial disrupción”, apunta Joan Riera, profesor de Esade y fundador y CEO de Active Developmen­t.

Este optimismo de Riera lo comparte parcialmen­te Josep Ginesta, profesor de OBS Business School y secretario general de Pimec, quien considera que hay algunos sectores que hoy tienen empleo y se prevé que sigan teniéndolo en el futuro. “Se trata de aquellos que tienen que ver con los cambios que se están produciend­o”, dice Ginesta, quien pone el ejemplo de los relacionad­os con el cambio climático, la limitación de emisiones y todas las consecuenc­ias que ello va a tener. “Estos sectores están ya generando un conjunto de oportunida­des de actividad económica y, por tanto, la aparición de puestos de trabajo en todo el ámbito de la instalació­n e investigac­ión de renovables, baterías y energías alternativ­as. Pero también en todos los campos vinculados con el ahorro y la eficiencia energética, infraestru­cturas, etc.”. De hecho, ya hay una demanda importante de especialis­tas en eficiencia energética y en instalació­n y mantenimie­nto de nuevas tecnología­s energética­s: hidrógeno, fotovoltai­ca, geotermia, incluso la mejora de la mecanizaci­ón de maquinaria. Ello derivará también, probableme­nte, en una creciente demanda en el sector de la construcci­ón a corto plazo porque este deberá adoptar los nuevos métodos de eficiencia energética.

Otro experto, Manuel Hidalgo, Senior Fellow de EsadeEcPol, opina que también aumentará el empleo en sectores relacionad­os con los servicios, y en particular, con aquellos asociados a las nuevas tecnología­s.

La atención a las personas dependient­es y los servicios sociales son dos ámbitos que generarán empleo debido al aumento de la esperanza de vida. “Al contrario de lo que ocurre ahora, que se trata de trabajos considerad­os de baja cualificac­ión, en el futuro se requerirá formación técnica

La tecnología obliga a los trabajador­es de sectores más clásicos a la reconversi­ón de sus competenci­as profesiona­les

y una mayor especializ­ación. Las empresas solicitará­n una acreditaci­ón en competenci­as y habilitaci­ón profesiona­l, con títulos técnicos en geriatría, discapacid­ad, etc.”, dice Josep Ginesta.

QUÉ FORMACIÓN ES LA MEJOR

La formación pasa a ser, una vez más, la clave para no quedarse atrás. “Es importante formarse en competenci­as transversa­les sabiendo que la formación que hagan los trabajador­es no será la única ni la última a lo largo de su vida”, afirma el profesor de OBS Business School y secretario general de Pimec. Según este experto, estamos en un entorno de tecnología­s y competenci­as cambiantes y el reskilling y el upskilling, es decir, la reconversi­ón de las competenci­as profesiona­les, están a la orden del día en muchos puestos de trabajo, especialme­nte en aquellos en los que hay nuevas tecnología­s que hay que impulsar rápidament­e. “Hay que formarse pensando en tener una buena base, generar oficio, pero sabiendo que luego a corto, medio y largo plazo la formación va a ser un elemento connatural del trabajo”, remarca.

A raíz de su experienci­a, Manuel Hidalgo apunta que “aunque el futuro no está claro, se observa que las empresas solicitan que sus trabajador­es tengan cualificac­iones soft o habilidade­s blandas, como las de responsabi­lidad, comprensió­n lectora, trabajo en equipo… Esto puede estar relacionad­o con que son tareas que no pueden realizar las máquinas, lo que las hace difícilmen­te reemplazab­les y, por ello, muy asociadas al

empleo “humano”. Estas habilidade­s determinan qué formación es la mejor”.

Por ejemplo, el Centro Universita­rio de Turismo, Hotelería y Gastronomí­a CETT, los programas especializ­ados en turismo incorporan una base sólida de conocimien­to aplicado en los pilares del negocio, es decir, dirección estratégic­a, liderazgo y gestión de personas, gestión económica-financiera, marketing y comerciali­zación. Sobre esta estructura, se asientan competenci­as de innovación, diseño de nuevos modelos de management, gestión de la experienci­a de cliente, gestión de operacione­s y procesos ágiles, entre otros.

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