Una amplia mayoría del Congreso avala las cuentas bajo el ataque de la derecha
Sánchez logra garantizar los presupuestos, los nuevos impuestos y la reforma penal
Pedro Sánchez vio garantizada ayer, con una catarata de votaciones en el Congreso, su hoja de ruta: presupuestos, justicia fiscal y convivencia en Catalunya. Las cuentas del Estado para el año que viene, los nuevos impuestos a la banca, corporaciones energéticas y grandes fortunas, así como la reforma del Código Penal que eliminará el delito de sedición por el de desórdenes públicos agravados, obtuvieron un amplio respaldo de los grupos en la Cámara Baja, bajo una agresiva ofensiva desatada por la derecha y, singularmente, por la ultraderecha de Vox.
Sánchez logró sacudirse así los negros presagios que se acumularon la semana pasada para la salud del Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, y para el curso mismo de la legislatura. A los efectos perversos de la aplicación
El jefe del Ejecutivo celebra “una victoria del entendimiento entre dispares, a pesar de todo el ruido”
Una potente mayoría absoluta de 187 votos avala los presupuestos para el 2023, que se remiten al Senado
por algunos jueces de la ley del solo sí es sí, con rebajas de condenas para agresores sexuales, se sumó la controversia de una posible reforma del delito de malversación, en las negociaciones con ERC, para aliviar las penas de los líderes del procés. Dos de las principales señas de identidad que esgrime el presidente del Gobierno –el combate contra la corrupción política y la lucha contra la violencia machista– quedaban así seriamente empañadas.
Pero Sánchez empezó a ver despejada la gran tormenta desatada gracias a la posición adoptada por la Fiscalía General del Estado ante la aplicación de la ley de Libertad Sexual, que ahora confía en que se consolide con una unificación de doctrina por parte del Tribunal Supremo. Y una eventual revisión del delito de malver
sación queda por ahora fuera del foco, a la espera de la tramitación parlamentaria exprés de la reforma de la sedición, mientras el PSOE avisa que no existe una mayoría para sostenerla.
Tras la última votación sobre los presupuestos, Sánchez celebró “una victoria política del entendimiento entre dispares”, y la consolidación de la estabilidad política y económica de la legislatura en un contexto de gran incertidumbre. El presidente reivindicó “la política útil” frente al “insulto, la descalificación y el hooliganismo”, que atribuyó a la derecha y la ultraderecha, y que a su vez achacó a su “falta de proyecto político”. “A pesar de todo el ruido, se han aprobado los terceros presupuestos generales del Estado en esta legislatura”, zanjó.
El gobierno Frankenstein, el gobierno de la fragilidad, el gobierno ilegítimo... resulta así por ahora el más operativo de las dos últimas décadas. Una amplia mayoría absoluta de 187 votos avaló los presupuestos para el 2023, que ahora seguirán su tramitación en el Senado.
El recuento de apoyos incluye diez partidos: PSOE, Unidas Podemos, Esquerra, PNV, EH Bildu, PDECat, Más País y Compromís, Coalición Canaria y el Partido Regionalista de Cantabria. El Gobierno solo perdió un voto, el de Teruel Existe, respecto a los presupuestos aprobados el año pasado. La formación del diputado Tomás Guitarte, que hasta ahora había apoyado las cuentas gubernamentales, perdió la paciencia y se salió ayer del pacto presupuestario ante la negativa del Ejecutivo a incrementar las
ayudas a la instalación de empresas en las provincias más afectadas por la despoblación. Pero la holgura de la aprobación desmadejó todo augurio pesimista sobre la debilidad del Gobierno. El BNG, a su vez, se abstuvo.
En contra de las cuentas se volvieron a situar el PP, Vox, Ciudadanos y Junts, además de los diputados navarros tránsfugas, expulsados de UPN tras violar el pacto sobre la reforma laboral, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, así como el diputado de Foro Asturias, Isidro Martínez Oblanca, y la CUP, que siempre votó contra los presupuestos de este Gobierno.
La placidez de la negociación y de la aprobación de las cuentas, en comparación con años anteriores, resultó paradójica porque, entrando en el último año de legislatura, se preveía que estos fueran los presupuestos más difíciles de aprobar para el Gobierno. Porque son los que garantizan a Sánchez la capacidad para estirar la legislatura tanto como necesite y el plazo legal permite.
Estas cuentas son los más ambiciosas de la legislatura en términos de inversión social y expansión del Estado de bienestar, además de contemplar, por primera vez en el mandato, una modulación de la estructura redistributiva merced a la modificación del modelo de ingresos con una reforma fiscal parcial que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, decidió acometer después de que las comunidades autónomas del PP, singularmente Madrid y Andalucía,
La placidez del acuerdo resultó paradójica: se preveía que las últimas cuentas fueran las más difíciles de aprobar
El presidente del Gobierno contrasta la “política útil” con el “hooliganismo” que atribuye a la derecha
decidieran acometer una rebaja masiva de impuestos haciendo dumping fiscal al resto de territorios. Por tercer año consecutivo, la ministra de Hacienda recibió una cerrada ovación de las bancadas del PSOE y Unidas Podemos al término de la votación. Acto seguido, María Jesús Montero se fundió en abrazos consecutivos con Sánchez, la vicepresidenta Yolanda Díaz y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.
Terminado el debate y la votación de los presupuestos, el Congreso abordó hasta ya entrada la madrugada la aprobación de los nuevos impuestos a la banca, energéticas y grandes fortunas, además de la toma en consideración de la proposición de ley de reforma del Código Penal. Ambas iniciativas lograron igualmente amplias mayorías.
Sánchez insistió en la necesidad de “homologar y europeizar” el Código Penal, como lección a extraer de la crisis del 2017 en Catalunya. Pero siguió sin dar un portazo expreso a la pretensión de ERC de reformar también el delito de malversación: “Vamos a ver la tramitación parlamentaria”.c