Barcelona fía la Navidad al paseo de Gràcia
Un comerciante del barrio del Raval lo dice con resignación. Las únicas luces de Navidad de Barcelona que de veras merecen la pena, que cumplen su verdadera función, que realmente atraen a la gente, son las del paseo de Gràcia. “Son las únicas que hacen que la gente vaya allí ex profeso, a hacerse una selfie para colgarla enseguida en las redes sociales –abunda el comerciante del barrio del Raval–. Y ya allí pues le echan un vistazo a los escaparates, comparan precios ¡quizás incluso compren algo! Y al fin y al cabo de eso se trata ¿no? Para eso colgamos las luces de Navidad, para que la gente venga y compre algo”.
Las del paseo de Gràcia se hicieron con el título oficioso de las mejores luces de Navidad de Barcelona durante los tres años anteriores, poco a poco. Aquellas vistosas mariposas la mar de gráciles promovidas por los comerciantes del eje engatusaron a barceloneses y visitantes, tanto que se instauró en el ánimo colectivo de la urbe ciertas ganas de que la ciudad luciera por estas fechas más de lo acostumbrado. De manera que el año pasado el Ayuntamiento no tuvo más remedio que renovar su alumbrado navideño, el que acostumbra a colgar princi
palmente en la plaza Catalunya, la calle Aragó y la Gran Via.
El resultado no fue tan vistoso como muchos esperaban. El nuevo tinglado municipal contratado para tres años de ningún modo eclipsó aquellas mariposas del paseo de Gràcia. El Consistorio argumentó que Barcelona nunca aspiró a ser vista desde la Luna. Al menos nos libramos de los dichosos Fum, fum, fum de la Gran Via, y también de los puñeteros Nyam, nyam, nyam, que no es poco, que ya cargaban, que ya aburrían hasta a las cabras. Y todo apunta a que las estrellas inspiradas en la Sagrada
Família estrenadas ayer por la tarde en el paseo tampoco tendrán rival. Unos cuantos tenían los móviles bien preparados minutos antes de su encendido.
“Es que, seamos sinceros –retoma el comerciante del barrio del Raval–, el resto de luces de la ciudad, como las nuestras, bueno, pues hacen ambiente, le recuerdan a la gente que ya es Navidad y esas cosas, pero no atraen a nadie, nadie viene a verlas, simplemente se las encuentran, y a lo mejor alguno pues se toma otro chupito, porque ya es Navidad y esas cosas. Pero los que compran ya venían dispuestos a comprar”. Al tradicional encendido celebrado ayer en la plaza Major de Nou Barris acudieron unas 5.000 personas. Sí, Barcelona puede presumir de un modelo de colaboración público privada que permite que las lu
ces de Navidad se extiendan por multitud de barrios, que vayan mucho más allá de los ejes principales. ¿O acaso alguien se piensa que las zonas periféricas de Málaga y Vigo lucen tanto como su cacaraqueado centro? El problema es que muchas de las luces navideñas barcelonesas tienen aires de los años ochenta. Además, como ocurre de vez en cuando, los instaladores que entienden de estos menesteres no dan abasto. Unas cuantas calles no se encendieron ayer a la hora prevista, caso por ejemplo de la Via Laietana, Consell de Cent o de la calle de la
En varias calles como Via Laietana, Consell de Cent y de la Cera, las luces no se encendieron a la hora
Cera. Tampoco colgaron a tiempo muchos de los adornos de los barrios del Carmel y de la Teixonera.
Y encima dicen que el siempre controvertido pesebre de la plaza Sant Jaume será este año de luz y de color, o sea un mapping, una intangible proyección. La verdad es que de este modo perderemos la tradicional polémica que cada Navidad acompaña a este tinglado. En este plan estas fiestas va a ser muy difícil encontrar a alguien dispuesto a defenderlo. A ratos parece que Barcelona está fiando su Navidad al paseo de Gràcia.c