¿Y tú de dónde sales?

VLa mejor arma es reírse de ellos, por lo ridículos que son

uelven las pistolas y vuelven los matones. Vuelven los incendios provocados, señalar a periodistas, vuelven los cristales rotos. Un señor calvo y grande, barbudo y bien conservado se dirigía a un señor alto y miope, barbudo y sin mucha conserva. El primero se abría la camisa como en Raza y luego se giraba y enseñaba la nuca para que el otro o sus amigos vascos le diesen un tiro. El chaval había ido a defender un sello conmemorativo. El señor grandote, a España.

Vuelve el que no se fue y vuelve La vida de Brian y su Frente Judaico Popular, Frente Popular de Judea o Unión Popular. En la izquierda se es tan sectario que uno siempre acaba clavándose el mismo piolet en el ojo. Todo es conspiración, todo es conmigo o contra mí. Y se insulta fuera y dentro de todos los lugares por donde no circula la Vida: en las redes, en los parlamentos, en las radios. Y salen señores con barba y señoras raciales insultando y gente con camisetas moradas con frases que nadie lee ya, y en esto que empieza el Mundial y en Ucrania anochece.

Escenario nuevo: nada pasará fuera de nuestro móvil. Arderán urnas y palacios y se asesinará a adversarios dentro del iPhone y no habrá penas ni dentro ni fuera del mundo virtual. Un señor grande se abre la chaqueta y hace ruido y todos le hacemos eco. ¿De qué habla? ¿De dónde ha salido? Y uno piensa que con él, como con los matones del otro lado, la mejor arma es reírse de ellos. Por lo ridículos que son. Por lo afectados, amanerados, exagerados y desnortados que son.

Los ejércitos y la política derrotan a los enemigos de la democracia, pero quienes encierran a la fiera en el sótano son las risas y la inteligencia, la bondad, la ley y el cachondeo. Al fascismo lo encerraron Loren y Mastroianni colgando unas sábanas. A Hitler, Normandía y Lubitsch, y Gila hizo más contra Franco que la gauche

tomando gintonics en Bocaccio.c