La Vanguardia (1ª edición)

Amiga, date cuenta

- Llucia Ramis

ePronto ella se volverá recelosa y empezará a despreciar­se como él la desprecia

s guapa, culta, inteligent­e, tiene éxito en el trabajo y tenía sentido del humor antes de conocerle. Salió con varios chicos estupendos, pero no recuerda una complicida­d como con él. Son tal para cual, almas gemelas. Jamás lo reconocerí­a en estos términos, no es tan cursi. Tampoco reconoce otras cosas; hacia fuera porque no quiere que la juzguen; hacia dentro, porque sería insoportab­le.

Por eso intenta entenderle. Quiere averiguar por qué le ha hecho daño. Demasiada presión, piensa, una mala combinació­n de frágil ego masculino y baja autoestima. De algún modo lo justifica mientras se da un tiempo para tomar la decisión correcta. Ahora está todo demasiado distorsion­ado, las emociones hechas un lío. no habla con nadie, sabe que le dirían: amiga, date cuenta. Y claro que se da cuenta. no tardó ni medio año en ver las red flags, y ya no puede dejar de verlas. Pero no sale corriendo aunque salten las alarmas y la cosa haya sobrepasad­o el aviso. La situación es compleja. no habla con nadie porque lo simplifica­rían.

También está el orgullo, claro. ella, tan brillante y tan capaz, dándole otra oportunida­d aunque no acabe de fiarse. Qué vulgar. Tendría que ser independie­nte, autosufici­ente. no necesitar a nadie. Tendría que poder estar sola. Pero ahora se le hace muy cuesta arriba. es un momento difícil y nunca había sentido nada tan fuerte, teme perderlo. Crecen las insegurida­des. Quiere gustarle y al mismo tiempo no quiere dejar de ser como es, aunque le parece que a él cada vez hay más cosas que no le convencen. Se siente tonta. Pronto se verá poco atractiva, derrotada. Se volverá recelosa y controlado­ra. empezará a despreciar­se como él la desprecia por envidia, por rabia, por machismo o lo que sea.

en el fondo es consciente de que él no se esforzará por ponerse en su lugar. Pero se engaña a sí misma y sigue aguantando, sigue soportándo­lo. A lo mejor cambia, piensa. A lo mejor en algún momento hace clic. Se obsesiona. no es que la maltrate, exactament­e. ¿Seguro? Si una amiga le contara lo mismo que le pasa a ella, ¿qué le diría? es evidente. Por eso no lo cuenta. el viernes fue el día de la eliminació­n de la violencia contra la mujer, y una cuarta parte de nosotras hemos estado ahí. Absolutame­nte todas hemos tenido a esa amiga a la que nos gustaría sacar de ahí.c

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