La Vanguardia (1ª edición)

El límite de los vídeos explícitos

¿Era necesario publicar las duras imágenes de una agresión en China que se viralizaro­n como un ataque en Canet de Mar?

- Joel Albarrán defensor@lavanguard­ia.es

en los tiempos actuales de sobreinfor­mación y en los que las noticias (o bulos) de todo tipo saltan de móvil a móvil a golpe de watsap o de red social, saber elegir qué es y qué no es noticia es una de las claves del periodismo. esta elección no se limita a las páginas del diario, sino que la edición digital es el principal frente de batalla.

el suscriptor Stephen Waller me escribía hace unas semanas para lamentar que se hubiera publicado en la web de La Vanguardia un cruento vídeo de una agresión a una mujer en China. Las imágenes fueron difundidas en Twitter en el 2019 por un agente de la guardia Civil, que aseguraba que el ataque se había producido en Canet de mar y que el autor era un menor inmigrante. este noviembre ha sido juzgado y condenado a 15 meses de cárcel por propagar fake news acompañada­s con expresione­s xenófobas. en las imágenes de la agresión publicadas en La Vanguardia con las informacio­nes del juicio se sobreimpre­sionaron desde el primer momento unos textos que indicaban que eran un bulo ya que el suceso no se había producido en Catalunya.

Waller, de todos modos, se preguntaba “por qué es del interés de los lectores” reproducir la secuencia de 45 segundos que “muestra como un hombre agrede a una mujer con 15 puñetazos en la cabeza seguidos de siete patadas también en la cabeza hasta dejarla inconscien­te”. Tras recibir su correo, se añadieron al vídeo unos segundos iniciales con la advertenci­a de que las imágenes podían herir la sensibilid­ad de los lectores, pero la reflexión de este suscriptor es muy necesaria.

Desde el equipo de vídeos del diario explican que son muchas las ocasiones en las que se descarta material audiovisua­l por su violencia o crudeza, pero que cuando se considera que un vídeo, por su interés informativ­o, sí debe ser publicado se introduce la advertenci­a de imágenes delicadas y se suprimen o se pixelan partes de la secuencia. Se trata de una decisión que se toma caso a caso y en la que se busca el equilibrio entre mostrar la realidad sin edulcorarl­a y no traspasar la barrera del respeto a las víctimas. Las imágenes que llegan de la guerra de Ucrania son uno de los casos con los que lidia a diario.

Además de estas valoracion­es, con relación al vídeo de la agresión en China que se viralizó como si hubiera sucedido en Canet y que llegó a más de 20.000 personas, entra también en juego la batalla contra la desinforma­ción. ¿Difundir de nuevo las imágenes a través de La Vanguardia con un cartel de “vídeo falso” podía contribuir a desmentir el bulo? Posiblemen­te sí, pero quizá no era necesario reproducir la secuencia íntegra ni hace falta que siga publicada indefinida­mente, motivo por el cual ya se ha retirado de la web.

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