La Vanguardia (1ª edición)

España, el plató más barato para las series

El sector local es capaz de generar produccion­es de gran calidad a un coste mínimo en comparació­n con mercados más desarrolla­dos

- Josep Lluís Micó E:rstren:

El Gobierno presentó en el 2021 un plan estratégic­o en el que se presta atención especial a la ficción televisiva

La figura el showrunner, creador de series televisiva­s que a menudo combina las tareas de productor ejecutivo y guionista principal, llegó tarde a España, lo que durante un tiempo lastró este negocio. A pesar de que a escala creativa el momento actual es excelente, en el plano comercial el país es conocido por lo barato que resulta trabajar aquí, en comparació­n con los mercados de nuestro entorno. Un libro publicado recienteme­nte por la editorial valenciana Tirant desentraña estas claves.

En la primera parte de esta obra colectiva, Javier Olivares, impulsor junto a su hermano Pablo de El ministerio del tiempo, se pregunta si hubo antes otras épocas doradas. Lo hace porque en el volumen La nueva edad de oro de las series de ficción en España se da a entender que sí. Su respuesta es dual: comercial e internacio­nalmente, no… aunque sí creativame­nte. La primera fase de gloria se localizó en TVE y la propiciaro­n autores como Chicho Ibáñez Serrador, Jaime de Armiñán, Ana Diosdado, Antonio Larreta o Manolo Matji.

Destacaron entonces títulos como

Historias para no dormir, Curro Jiménez, Los gozos y las sombras, Fortunata y Jacinta, Anillos de oro, Turno de guardia… O un hito como La cabina, de Antonio Mercero, primer premio Emmy español, en 1973, mucho antes que La casa de papel, e influencia declarada de Charlie Brooker, el cerebro tras Black Mirror. Para Olivares, “el nivel mostrado” no estaba muy lejos “del que por entonces tenía la BBC, una máquina de hacer ficción imbatible”.

La segunda edad de oro se dio tras la aparición de los canales privados. Hubo apuestas de calidad y prestigio como Padre coraje y Vientos de agua, y fenómenos sociales como Médico de familia, La casa de los líos, Los ladrones van a la oficina, Farmacia de guardia, Periodista­s, El comisario, Los Serrano, Policías, El barco, Los hombres de Paco, El internado y Aquí no hay quien viva, munición de gran calibre para luchar por las audiencias.

En ese instante fue cuando “se perdió autoría” en España. A finales de los ochenta y principios de los noventa, el

showrunner era “clave” en el desarrollo de series en Estados Unidos y Gran Bre

taña, explica Javier Olivares, creador de otros éxitos como Isabel, Victor Ros, Si fueras tú o Atrapa un ladrón. Pero, aquí, prevalecía el lema “lo que funciona no se toca”: capítulos de 70 minutos para todos los públicos, plagados de clichés y personajes arquetípic­os que se expresaban con un lenguaje simple.

El avance tecnológic­o era imparable, las audiencias se fragmentab­an y propuestas como Vis a vis o La casa de papel llamaban la atención en el extranjero, también de los piratas, que llegaron a subtitular El ministerio del tiempo en 15 idiomas, incluidos el chino y el ruso. Mientras tanto, los norteameri­canos se adelantaba­n a los españoles en la conquista del mercado latino y una plataforma propia como Filmin sufría un cierto ninguneo.

Sea como fuere, hoy por hoy, las series se han convertido en el motor de cambio de la industria audiovisua­l española. Se han beneficiad­o y, a la vez, han favorecido la transforma­ción de los hábitos de consumo del público. Los sistemas de vídeo bajo demanda y el recambio generacion­al de los autores han marcado formatos, temas y propuestas narrativas, como coinciden en señalar el profesor Nicolás Grijalba de la Calle (Universida­d Nebrija) y Daniel Écija, multipremi­ado showrunner, responsabl­e, entre otras, de Médico de familia, La valla o Deudas.

Esta actividad supone el 28% de los beneficios obtenidos por el sector cultural, según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Por esta razón, el Gobierno presentó en el 2021 un plan estratégic­o, titulado España Hub Audiovisua­l de Europa, en el que se prestaba una atención especial a la ficción televisiva. Sus objetivos son convertir el país en un plató preferente, promover la competitiv­idad de las empresas y reducir la brecha de género. Para ello, se le están destinando 1.600 millones de euros.

En una investigac­ión del Observator­io Audiovisua­l Europeo se apunta que tanto en Estados Unidos como en nuestro continente se emitieron aproximada­mente 500 series originales en prime time en el 2019. Las naciones europeas son ya fundamenta­les en el crecimient­o de la industria, de acuerdo con lo expuesto en este documento, en el que también se subraya que el género predominan­te es el drama, con temporadas y capítulos que cada vez son más cortos.c

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Atresmedia La serie La casa de papel ganó un Emmy internacio­nal

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