La Vanguardia (1ª edición)

Los narcos se reinventan

- Carlota guindal Joaquín vera M:a id

El buen clima, el enclave geográfico y las extensas colonias de europeos residentes convierten a España en el caldo de cultivo perfecto para las organizaci­ones criminales dedicadas al narcotráfi­co, que se encuentran en plena metamorfos­is para expandir el negocio a espaldas de la policía. El país ya no es solo uno de los principale­s puertos de entrada de drogas como la cocaína o el hachís, sino que se ha convertido en la joya de la corona de la producción de marihuana –por su gran calidad–. “En Europa se vuelven locos por ella”, asegura un investigad­or, testigo de cómo los narcos están mutando para ampliar su negocio.

Los datos lo avalan. En una década se ha multiplica­do en más de un 1.000% la producción. España es única para ello. Tiene buen clima y próspera tierra que permite cultivar marihuana en grandes cantidades, a buen precio y de excelente calidad. Un negocio redondo. O casi. Y eso las organizaci­ones criminales lo saben. Unas bandas a las que les gusta estar en el país, asentándos­e en la costa del Sol, en el Levante o en la Costa Brava. Pasan desapercib­idos entre tanta colonia de europeos que invierten en nuestras costas.

El mapa de la droga en España muta y así queda reflejado en los datos policiales y judiciales que se manejan. De ser el receptor de la cocaína de Sudamérica o del hachís de Marruecos para después regar al resto de Europa, España se está convirtien­do en el gran productor de marihuana. “No hay ningún otro país en Europa que produzca así. La de España es la mejor”, explica un investigad­or en la lucha contra el narcotráfi­co.

Esta realidad ha dado lugar a la aprobación por el Ministerio del Interior, en diciembre del 2021, de un plan nacional de actuación contra la criminalid­ad asociada a la producción y tráfico de marihuana. Según la memoria del Centro de Inteligenc­ia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), en el 2021 se incautaron en España 130 toneladas de marihuana, un 117% más que en el 2020. Y Catalunya –junto a Andalucía– está a la cabeza. Los agentes aprehendie­ron 17 toneladas el pasado año, un 135% más que en el ejercicio anterior. La marihuana se cultiva por unos 1.500 euros el kilo y se vende por 9.000 euros. Su cultivo es rápido y sencillo. Se planta, se recolecta y desde Catalunya

se mete en camiones, en paquetería postal, en furgonetas o en coches caleteados para no ser encontrada. Es prácticame­nte indetectab­le por la proximidad de la frontera. “Está rompiendo toda la estrategia policial”, reconoce un alto mando de la Policía.

La inversión inicial para esas organizaci­ones que se inician en el narcotráfi­co es mucho menor que empezar con la cocaína. Traer un barco de polvo blanco desde Sudamérica requiere mucha financiaci­ón. Y mayor riesgo. La marihuana es más sencilla y abre las puertas a estas organizaci­ones, principalm­ente de albaneses, para dar el salto a la caza mayor. Los investigad­ores tienen detectado que la maría es solo el trampolín.

EL EPO TAJE Los grupos criminales están en continua metamorfos­is para expandir el negocio a espaldas de la policía

España ha pasado de ser uno de los puertos principale­s de entrada a ser el gran productor europeo de marihuana

En Catalunya, los agentes incautaron 17 toneladas de maría en el 2021, un 135% más que en el 2020

En Catalunya, su producción, consumo y exportació­n está descontrol­ada. Los Mossos d’Esquadra están sobrepasad­os. Está dentro del plan nacional de Interior luchar para frenar esta expansión, pero esta comunidad es solo uno de los problemas. El Levante, la Costa del Sol, la zona de Gibraltar o Galicia siguen siendo puntos calientes y cada vez más peligrosos.

Hace años, cuando la droga en España era prácticame­nte sinónimo de cocaína y heroína, el principal daño era el de la salud pública. Pero ahora se va más allá. Esta “mutación” del narcotráfi­co en España está dejando imágenes más propia de países como Colombia. Ajustes de cuentas, guerras entre organizaci­ones, secuestros, asesinatos, armas de asalto. Aún resuena el día en el que el Maradona de la droga en Marbella salió de la primera comunión de su hijo, pero jamás llegó al banquete que le había preparado. En plena calle un sicario lo acribilló a tiros por una deuda pendiente.

Esto está ocurriendo en España y tanto desde Interior como desde la Fiscalía muestran una gran preocupaci­ón por la deriva que el asunto está adquiriend­o. En la mente de investigad­ores está cada vez más presente Holanda, que va camino de convertirs­e en un narcoestad­o. La Fiscalía General del Estado, en su memoria anual más reciente, afirma que este fenómeno “implantado en todo el territorio nacional” genera, además de los problemas de salud pública, otros “de auténtica insegurida­d ciudadana”.

¿Y por qué esta deriva? Se trata de una lucha de poder entre organizaci­ones criminales. Mientras el pastel está claramente repartido no hay problemas. El enfrentami­ento viene cuando varias luchan por el mismo trozo. En el sur de España confluyen varios negocios muy tentadores que las mafias quieren capitaliza­r.

El hachís de Marruecos sigue a pleno rendimient­o. Según la misma memoria del CITCO, el año

El tráfico de hachís desde Marruecos sigue a pleno rendimient­o, extendiénd­ose por la Costa del Sol

Galicia parece ser un centro “logístico” de distribuci­ón de heroína que viene de Holanda, según la Fiscalía

pasado se incautaron 676 toneladas de esta droga, lo que supone un 40% más que en el 2020. Igual pasa con la cocaína provenient­e de Sudamérica –sobre todo desde Brasil y Ecuador ante la presión tan fuerte ejercida en Colombia–. Algeciras es el principal puerto de entrada y en torno a él quieren estar todos. Además, se ha detectado que países africanos son utilizados como “enfriadore­s” y se necesita estar cerca de los puertos para su movimiento.

Los planes específico­s que lleva años poniendo en marcha el Ministerio del Interior para luchar contra la presión de los narcos en la zona están dando sus frutos. Fue una de las primeras obsesiones del ministro Fernando Grande-Marlaska cuando llegó a Interior tras la moción de censura en verano del 2018. Aquello no es lo mismo que hace un lustro. Pero bien es cierto que los narcos se están replegando hacia la Costa del Sol y Levante. También hacia Huelva.

Las míticas organizaci­ones de Sito Miñanco o los Charlines es la organizaci­ón de la vieja guardia. Ahora les toca regenerars­e ante la clara pérdida de influencia. Durante muchos años eran esenciales. Por sus puertos llegaba la coca y por el tipo de mar se necesitaba una técnica para coger la mercancía. La Fiscalía advierte que Galicia, además de ser una zona que mantiene una importante actividad de tráfico de cocaína, parece ser un centro “logístico” de distribuci­ón de heroína, que procede de Holanda por carretera, y que extiende sus efectos a la propia comunidad autónoma, e incluso a Portugal y Andalucía.

El ministerio público sostiene que las organizaci­ones gallegas dedicadas a esta última actividad –y que parecen desconecta­das de las dedicadas al tráfico de hachís o cocaína– “prescinden” de Madrid como lugar de paso. En la capital, el negocio de la droga sigue estando relacionad­o con las sintéticas que se vinculan al ocio y la fiesta. Cerca de Madrid, en provincias como Toledo, los investigad­ores tienen identifica­das a mafias chinas que se dedican al cuidado de plantacion­es de marihuana. Las mafias mutan, las drogas varían, el negocio continúa.c

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GUARDIA CIVIL / EP

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