La Vanguardia (1ª edición)

Sopa de Cabra o la tormenta antes del descanso

La banda cierra la gira de los 30 años de ‘Ben endins’ en el Sant Jordi con una vibrante ‘liaison’ con músicos invitados

- Francesc Bombí-Vilaseca ar e a

Antes de ‘Seguirem somiant’ tuvieron un emotivo recuerdo para Ninyín, y los móviles iluminaron el Palau

¿Era el descanso antes de la tormenta o la tormenta antes del descanso? Porque ayer en el Palau SantJordiS­opadeCabra­descargó una intensa tormenta de hits antes de la prevista “parada indefinida” para preparar nuevas canciones.

Ante un Sant Jordi hasta la bandera –todo agotado, 15.000 almas– cerraron la celebració­n de los treinta años del disco Ben endins (el álbum de rock en catalán más vendido de la historia, más de 130.000 copias) con un montón de invitados. Empezaron solos. Solos entendiend­o que no son pocos: Gerard Quintana a la voz, Josep Thió y Jaume Soler Peck a las guitarras, Cuco Lisícic al bajo, Pep Bosch a la batería, Valen Nieto (guitarra, teclados y percusione­s) y Ricard Sohn a los teclados.

Y con el “Bona nit, malparits!” arrancaban el primer tema, Tot queda igual. “No sé si això és l’inici del final. / No sé si estic despert o estic somiant. / No sé si aquesta nit s’acabarà... / Tot queda igual”. No soñábamos, no, y la noche apenas comenzaba para no quedar igual.

Después, Bloquejats, el tema que abría su primer disco. Con el Blujins rock –pero con pantalones, no como dice la letra– y la compañía de Guillem Solé de Buhos em

pezó el desfile, que siguió con Mai trobaràs y el mismo Solé, The Tyets y Ginestà y unos arreglos mirando al público más joven que yanocreeen­príncipesa­zulesnien princesas.TodoelSanJ­ordiencoro cantando.

Con la stoniana No vull canviar de pell se les añadió Xarim Aresté, que cuando los Sopa volvieron en el 2011 les acompañaba en los escenarios.Yvueltaalo­sorígenes, El

carrer dels Torrats, en la Girona donde empezó todo, para encarar, ahora con Suu, otro clásico –y pocos temas de la noche no lo eran–, Si et quedes amb mi. Después, una L’Estació de França bajada de intensidad pero con un final todavía al límite del heavy original. La balada de Dicky Deeming, la leyenda del “heavy más frío y tranquilo”. Els Amics de les Arts salieron para participar en Sota una estrella.

“Esto de hoy durará siempre”, dijo Quintana antes de recordar sus inicios, los primeros conciertos fuera de Girona. Con Alfred Garcia y David Rosell hicieron un El boig de la ciutat a bajas revolucion­es. Algunos recuerdan el día de 1989 en que escucharon por primera vez la canción y descubrier­onque–todavía–sepodíahac­er rock en catalán.

Con un recuerdo emocionado a

Ninyín, Joan Cardona, que hicieron extensivo a las pérdidas de Pau Riba, Amadeu Casas, Joan Vinyals, Marc Grau y Carles Sabater, afrontaron Seguirem somiant, con Els Catarres y los móviles sacando el Palau de la oscuridad. Y con el gran Aresté, la versión que hace tantos años hicieron suya y que por desgracia siempre está al día, la Guerra de Bob Marley.

Y llegó el turno de la canción más polémica en su día, y no porque fuera en castellano: El sexo (que me hace feliz), justo antes de su gran himno, L’Empordà, con el público a pleno pulmón.

A continuaci­ón, No tinguis pressa,yconJuditN­eddermanyD­avid Carabén y el tono nostálgico y solemne de Podré tornar enrere encararon el final con Farem que surtielsol, Fronteres (con Núria Moliner de Intana), El far del sud (con Joan Dausà), Els teus somnis (Ramon Mirabet) y Cercles. En los bises, Si et va bé, Camins y, otra vez, L’Empordà, ahora con todos los invitados en el escenario. Una noche memorable, ben endins. Una buena tormenta.c

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/Mdi SbEdrSM Xarim Aresté con Gerard Quintana en un Palau Sant Jordi con las entradas agotadas

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