La Vanguardia (1ª edición)

El pianista del Bemelmans

Earl Rose, que acaba de publicar nuevo álbum, es uno de los pocos que mantienen la tradición del piano bar en Nueva York

- Francesc Peirón Blue Moon.c

Sentado al piano, Earl Rose crea ese tipo de atmósfera en la que cualquiera piensa incluso que ha entrado en una película. No es que la esté viendo en la pantalla, sino que forma parte.

A este efecto contribuye el local. El bar Bemelmans, en el hotel Carlyle, en el Upper East de Manhattan, dispone de una decoración especial. Sus paredes lucen los murales que a mediados delos años cuarenta pergeñó Ludwig Bemelmans, renombrado autor de libros ilustrados infantiles. En las paredes recreó escenas en Central Park protagoniz­adas por animales de conducta humana.

“Tengo la sensación de que esta es mi segunda casa”, confiesa Rose. Desde hace 28 años ejerce su magisterio en este recinto con su Steinway.

Casi tres décadas desempeñán­dose como el pianista del Bemelmans, donde, como si fuera el barman que pone con su coctelera las maracas a su tonada, igual combina a Mozart con Duke Ellington o mezcla temas de creación propia con, por ejemplo, la Canción número 6 de Frederic Mompou.

Cuenta, además, con cerca de una veintena de álbumes, en los que hace versiones de Beatles, estándares o reinterpre­taciones jazzística­s de temas de Disney.

Y luego está su faceta como compositor para televisión y cine. Precisamen­te ahora ha salido la banda sonora que realizó para el documental Alan Pakula. going for truth dedicado al dira rector de filmes como Todos los hombres del presidente, Klute o La decisión de Sophie.

Este metraje, firmado por Matthew Miele, ofrece los testimonio­s de muchos de los que trabajaron con Pakula, entre los que figuran Harrison Ford, Janne Fonda o Meryl Streep, por dejar solo una muestra.

En lo personal, Rose está muy vinculado a las estrellas de Hollywood. En la adolescenc­ia, siendo estudiante, trabó amistad con Larry, hijo de Joey Bishop, uno de los integrante­s del Rat Pack con Frank Sinatra, Dean Martin o Sammy Davis jr.

“Sigo siendo amigo de Larry”, explica al evocar una de sus anécdotas compartida­s. Rememora que cada verano pasaba unos días en vivienda de los Bishop, en Beverly Hills. En una de esas visitas, a Larry lo invitaron a la casa de Dean Martin papuntuale­s. celebrar el cumpleaños de su hija. Como estaba con ellos, tuvo la oportunida­d de asistir al festejo. Emocionado, él insistió en llegar puntuales a la cita.

Larry le comentó que no debían de tener prisa, que la hora correcta significab­a presentars­e con cierto retraso.

Pero ante su insistenci­a, la madre de Larry los llevó a residencia en Mountain Drive del famoso actor y cantante. Muy

Hace 28 años que Rose toca en el bar del hotel Carlyle, tras empezar su carrera entre estrellas de Hollywood

Demasiado. Llamaron a la puerta y les abrió el mismo Dean Martin: en pijama.

–Chicos, habéis llegado un poco temprano.

¡Qué bochorno! Los hizo pasar a la sala de estar, mientras el anfitrión subía las escaleras para cambiarse de ropa. La fiesta aún tardo un rato en empezar.

“Afortunada­mente era parte de ese mundo”, comenta Rose.

A los diez años, este neoyorla quino de cuna supo que iba a ser músico. Asistió al Mannes College of Music. Ya en el primer curso, Joey Bishop le ofreció ejercer de page en los estudios de la NBC del Rockefelle­r Center. El célebre Johnny Carson conducía el programa en el Studio 6B. El joven Earl hacía de asistente de los invitados.

Esta ocupación le permitió convivir con los músicos de la orquesta del Tonight Show bajo

batuta de Doc Severenson. Ahí estaban Clark Terry, Snooky Young, Lex Tabakan o Bob Haggart. Gracias a esa proximidad, un día en que alguien se retrasó, Earl pidió si podía interpreta­r una de sus composicio­nes, que la había realizado en sus tareas universita­rias.

Shelly Cohen, asistente del director de la orquesta, respondió que claro. Les gustó. Cohen empezó a darle trabajo vinculado con el espectácul­o del show.

De esta manera se introdujo en el mundo de las composicio­nes para televisión (colaboró además en el programa de Dick Cavett en la ABC) y para cine, que no ha cesado.

Cuando el Tonight Show se trasladó a Los Angeles, Earl Rose sustituía a Cohen en sus ausencias. Y durante casi tres décadas realizó giras por Estados Unidos. Hasta que le ofrecieron ser el pianista del Bemelmans.

Ahora es uno de los pocos establecim­ientos que ofrece una de las más venerables y frágiles tradicione­s de Nueva York: los piano bar. “Vivimos una época en la que se busca la gratificac­ión inmediata y no se piensa en el largo alcance”, señala Rose para explicar ese declive. Los empresario­s prefieren Spotify.

“Aquí se puede ver el valor de la inversión en la música en vivo. El local siempre está lleno”, subraya. Hay que hacer cola.

Y hasta hace poco, los lunes como hoy, tenía de vecino, en el café Carlyle, a Woody Allen tocando el clarinete. Ya no, factura del movimiento #MeToo. En el 2018, Matthew Miele hizo un documental, Always at the Carlyle, sobre los célebres huéspedes de este hotel. La banda sonora también fue de Rose. Allen, al que entrevista­ron para este film, no aparece por consejo de la producción.

Esta ocupación le ha permitido a Rose conocer a mucha gente, desde intelectua­les como Gore Vidal a un colega como Billy Joel, que más de una vez se sentó a hacer duetos. Se intercambi­aban de posición sin que dejara de sonar

 ?? Francesc Peirón ?? con Duke Ellington o tem's propios con l' ‘C'nción número 6’ de Mompou
Francesc Peirón con Duke Ellington o tem's propios con l' ‘C'nción número 6’ de Mompou
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Francesc Peirón Lo murale . El b'r se ll'm' Bemelm'ns por Ludwig Bemelm's, el renombr'do cre'dor de libros ilustr'dos, que 'ceptó decor'r l's p'redes del loc'l ' c'mbio de est'nci' gr'tis p'r' él y su f'mili'enelC'rlyle

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