Y ahora también es milmillonario
TEl texano forjado en Nueva York se hizo un nombre al rescatar a la firma italiana Gucci
om Ford, hombre orquesta de éxito, se sinceró en unas declaraciones a la revista Vogue. “Si eres un perfeccionista como yo, no importa lo que consigas, nunca te sientes satisfecho o no es lo suficientemente perfecto”, reflexionó.
“Esa es la única cosa que me impulsa. Siempre pienso que podría haber hecho algo más. Así que, con suerte, tendré tiempo para hacer eso”, añadió.
Quien sabe si ya intuía que iba a alcanzar un nuevo estadio en su existencia. Diseñador, director de cine, coleccionista de arte, provocador del mundo de la moda, Ford, a sus 61 años, es todo eso y algo más. Ha entrado a formar parte de la lista de billonaires (milmillonarios) de Forbes, condición para la que se ha de disponer de una fortuna de más de 1.000 millones.
Hace unos días se anunció que Estée Lauder, gigante de los cosméticos y los cuidados de la piel en plena expansión, había alcanzado un acuerdo para comprar la compañía The Tom Ford Brand mediante un acuerdo que supone un total de 2.800 millones de dólares. Es el acuerdo más importante en la industria de la suntuosidad de este año. Ford mantendrá su marca hasta finales del 2023, sin que esté claro cual será el papel que desempeñará. Lo único que se ha avanzado es que continuará como “creativo visionario”.
El polifacético y rompedor creativo fundó su empresa en el 2005 y pronto se convirtió en una potencia en la ropa y los accesorios de lujo.
Parece un paso natural por cuanto las dos compañías ya estaban asociadas desde hace más de una década. Ford, que posee el 64% de su empresa, recibirá entorno a 1.100 millones en efectivo por esta venta tras la deducción de impuestos.
Pendiente de la aprobación de los reguladores, la adquisición se cerrará en el primer semestre del próximo año y supone la consagración de un diseñador que empezó escondiendo a las marcas de ropa que era un licenciado en arquitectura sin formación ni experiencia en cuestiones de diseño.
Nacido en Texas, Ford se mudó de adolescente a Nueva York. Todavía pudo disfrutar de los coletazos de la era luminosa de Studio 54, local de culto que marcó toda una época. Tal vez ahí empezó todo, cuando sirvió de modelo al fotógrafo Christopher Makos, de la factoría Warhol.
Desde esa fotografía hasta su contribución en el Metropolitan Museum de Nueva York y su Instituto de la Moda, Ford ha escrito y dirigido dos películas –Un hombre soltero , en el 2009, y Animales nocturnos,
2016–, si bien cuando se forjó un nombre fue como director creativo de Gucci a pesar de la política impuesta por esta marca de artículos de moda.
Ford llegó a la firma italiana cuando ésta se encontraba en un mal momento financiero, como responsable de diseño de ropa para mujeres. Su actividad se expandió a la vista de su éxito, ya que logró introducir una línea elegante y, a su vez, sexy y lista para el uso cotidiano.
Pero había un problema de ego. A pesar de que su visión fue esencial en el revivir de esta marca, el creativo se sentía desanimado porque no podía situarse en el centro del foco. Maurizio Gucci quiso mantener en el anonimato a sus diseñadores. Por contrato, a Ford no se le permitía poner su rúbrica. El propietario tenía la filosofía de que lo importante era la marca, no el diseñador.
En la campaña de otoño de 1995, Ford finalmente tomó el control de su trabajo y firmó sus diseños. “Alcancé ese punto en el que podía diseñar lo que quisiera porque nadie miraba por encima de mi hombro y estaba muy orgulloso de lo que hacía”, confesó en la entrevista de Vogue.
Establecida su influencia, Ford contribuyó a configurar las alfombras rojas de las décadas de los noventa y la primera de este siglo. Los looks que creó para mujeres como Gwyneth Paltrow, Nicole Kidman, Rihanna o Beyoncé consolidaron sus estatus de iconos. Y fueron los peldaños que le han llevado a escalar en la lista de billonarios.c