La Vanguardia (1ª edición)

Punto de aprendizaj­e

España dominó a Alemania, pero no supo bajar las revolucion­es cuando tocaba

- Luis Buxeres Al Jor (Qatar) Enviado especial

La vida es un camino lleno de aciertos y errores, y la felicidad reside en aprender cuando te equivocas. Y eso es exactament­e lo que deberá hacer la España de Luis Enrique si quiere llegar lejos en Qatar. Acertó mucho ante Alemania, pero también se equivocó gravemente entrando al intercambi­o de golpes, un escenario opuesto a lo que le interesaba cuando dominaba el marcador. A pesar de todo, la roja sumó un punto que la deja a un suspiro de octavos de final, ronda que asegurará con un empate ante Japón.

La noche en Al Jor se presumía apasionant­e, y nadie se aburrió. Hay ocasiones en las que no darle de comer demasiado al marcador no merece castigo. Se planteaba el duelo como una batalla por el balón, y en eso, la España de Luis Enrique se ha tornado un rival imbatible. Es como intentar ser el rey de la noche contra David Guetta. Uno siempre sale perdiendo. También Alemania, a la que tener cuatro estrellas sobre su escudo no le sirvieron para robarle la pelota a un rival que por momentos abusó.

La espectacul­ar imagen ofrecida ante Costa Rica tenía continuida­d ante la tetracampe­ona del mundo. Ya en los primeros minutos, Dani Olmo ponía a prueba los reflejos del eterno Neuer, que a duras penas se las apañó para desviar la pelota al travesaño. Tanto le había gustado a Luis Enrique su equipo en el debut que prácticame­nte calcó el once, con la salvedad de Carvajal por Azpilicuet­a por la derecha, por aquello de que nadie le acuse que repite alineacion­es.

El partido moraba en el campo alemán sin disimulo aunque el potencial de la Mannschaft al contragolp­e saltaba a la vista. Un escenario que el cuerpo técnico español tenía bien estudiado y abortaba con maestría, muy atento siempre Rodri, central de nuevo cuño, que espantó las dudas.

España dominaba, incluso se divertía, pero indudablem­ente le faltaba profundida­d. Olmo y Ferran Torres por las bandas buscaban espacios sin parar de moverse, pero a Asensio se le veía algo más perdido por la zona central.

Ante la incapacida­d de pisar el área germana, Alba se aventuraba con la derecha desde la frontal y le daba un susto a Neuer. Al otro lado del verde, era Unai Simón el que se equivocaba al entregar por error un balón a Gnabry muy peligroso, que acabó con el balón fuera de milagro. No tuvo su mejor día con los pies el vitoriano. Aunque para sustos de verdad el que se llevó España, que se dio cuenta de que con Alemania es mejor no confiarse nunca. Una falta lateral de Kimmich la remató a gol Rudiger, aunque el central madridista lanzó la carrera un segundo antes de tiempo y el flamante sistema de fuera de juego automático de la FIFA le cazó. Destapaba Alemania uno de los puntos débiles del conjunto español, la defensa de la estrategia, muy poco afinada en la noche qatarí.

No le gustaba nada a Flick lo que estaba viendo, y ordenó a su equipo dar un paso adelante tras el descanso. Insufló ambición a sus jugadores, que comenzaron apretando a España. En otro despiste de Unai Simón, rozó Alemania el gol, pero el guardameta español arregló el desaguisad­o con una gran intervenci­ón ante Kimmich. Era ahora Luis Enrique el que caminaba incómodo por su zona técnica. El movimiento alemán no le estaba gustando nada y como si fuera una partida de ajedrez, reaccionó de inmediato con un cambio de piezas. Cambió un alfil por una torre. O, lo que es lo mismo, metió a Morata y sacó a un Ferran

‘La roja’ roza los octavos de final tras firmar un empate agridulce ante los alemanes

Morata adelantó a los de Luis Enrique, que no supieron manejar los tiempos en el tramo final y Füllkrug igualó

Torres al que el remate no acompañó en su enorme sacrificio.

Sin tiempo para asentarse en el césped del maravillos­o Al Bait, Morata escribía los titulares. Alba, al que la camiseta de España parece restarle años en el DNI, le ponía un balón con precisión y el madrileño colocaba el empeine como si de Romário se tratase para batir a Neuer. Llegaba el momento de demostrar madurez, de serenar el juego y jugar con el cronómetro ante un rival tan temible. Pero en esos minutos España se equivocó, se mostró como un equipo tierno y aceptó el pulso alemán. Fue demasiado inocente, acelerando jugadas cuando necesitaba justo lo contrario. Esta vez, el eléctrico Nico Williams no ayudó a serenar el panorama. No leyeron bien la situación los españoles y Alemania cazó el empate. La jugada nació de un error en la construcci­ón de Laporte, que acabó con un disparo de Füllkrug que casi agujereó la red dibujando el empate.

No terminó bien España el duelo, salvando Rodri el segundo en el añadido. Debe servir lo ocurrido como obligado aprendizaj­e, porque las curvas en el camino mundialist­a solo van a más. De momento, los octavos de final están a un pequeño paso. Solo hay que darlo.c

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El 1-0. M&rata remat6 ‹&n mu‹ha habi>idad un ‹entr& de J&rdi A>ba para an&tar e> primer& de >a n&‹he
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GLYN KIRK / AFP

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