La Vanguardia (1ª edición)

Cómo resucitar con inteligenc­ia

- Ignacio Orovio

Hace unos meses se montó un buen pollo cuando Bruce Willis, esto es, sus agentes, se enteraron de que el actor aparecía en un anuncio, atado a una bomba junto a otro tipo, intentando liberarse. Era un anuncio de tabaco, pero eso no era el problema. El problema era que Bruce Willis nunca rodó esas imágenes. ¿Entonces? Esa publicidad había sido grabada con un algoritmo de inteligenc­ia artificial, y es cierto que había algo levemente diferente en sus expresione­s y que era más joven, pero era Bruce Willis. O, al menos, si alguien se detenía a mirar el vídeo era en buena parte porque Willis era el protagonis­ta. ¿Entonces? ¿Quién lo desmiente?

Un artículo de la BBC explica que ese Willis que no gustó a sus agentes fue creado por la empresa Deepcake usando algunas imágenes de películas de años atrás cedidas por el actor. En su web, Deepcake recoge declaracio­nes de Willis (“es una gran oportunida­d para mí de retroceder en el tiempo”) que, en ese contexto y ante el cariz que tomó el asunto, podemos pensar que quizás fueron creadas mediante inteligenc­ia artificial, o hasta mediante inteligenc­ia humana.

Le pasó algo parecido a Tom Cruise. Un buen día apareciero­n en TikTok vídeos en los que supuestame­nte hacía autoparodi­a y, aunque su voz no era exactament­e la de Tom Cruise, todo el mundo pensaba que lo era: en poco tiempo la cuenta difusora tenía 343.000 seguidores y los tres primeros vídeos acumulaban más de un millón de “Me gusta”. Eran falsos. Habían sido creados por un aficionado a la IA, que alegó que solo quería dar visibilida­d a esta tecnología. Es espectacul­ar, y terrible. Tom Cruise lo desmintió, para quien quisiera creerle.

Wired publicó hace poco la historia de Amanda: una mujer anónima (pero pelirroja) que recibió una madrugada un mensaje de un amigo de Shanghai. La cara de Amanda estaba en un anuncio de estufas para camping en Alibaba. ¿Haces anuncios? Para nada. Abrió una investigac­ión y descubrió que su imagen, levemente retocada, había sido usada en varias campañas. Con suaves ajustes en función de los intereses de audiencia, era ella. ¿Era ella? El asunto suscita ciertos dilemas, entre lo artístico y lo mercantil, porque era “casi” ella. Como la voz de Tom Cruise era “casi” la voz de Tom Cruise.

En abril, el sindicato británico de trabajador­es de artes escénicas lanzó la campaña Stop AI Stealing The Show, ante el pavor de que sean sustituido­s por sus propios avatares, que el algoritmo puede rejuvenece­r, envejecer, desnudar o hasta resucitar. Porque con el entrenamie­nto adecuado, puede hacerlo con cualquiera,

Un algoritmo recreó y rejuveneci­ó a Bruce Willis para una campaña de publicidad

y diciendo cualquier cosa. Un abuelo, un amigo, Hitler, Maradona…

¿Dani Alves? No quiero pensar en el día que empiecen a aparecer productos del tipo “el vídeo del Sutton”, donde lo único que no se ve es la cara pixelada de la víctima, y a ver quién lo desmiente, o quién quiere creérselo.

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