Ucrania sufre escasez de artillería
El plan checo de reunir obuses fuera de la UE aspira a enviar miles antes de junio
En un día habitual a lo largo de los mil kilómetros de frente, el ejército ruso dispara unos 10.000 proyectiles de artillería, mientras que las fuerzas armadas ucranianas responden con 2.000, según estimaciones de institutos militares occidentales. La cifra de fuego ucraniana es refrendada por su ministro de Defensa, Rustem Umérov. En algunos tramos, la ratio es incluso peor.
La escasez de munición de medio alcance –la m·s necesaria en la actual situación– atenaza a Ucrania en su esfuerzo bélico contra el invasor ruso, y se produce en el momento m·s peligroso, cuando Kyiv prevé una nueva ofensiva de las tropas de Vladímir Putin esta primavera o a inicios del verano.
La carencia de proyectiles, detectada ya a finales del 2023, est· teniendo un impacto real sobre el combate en el sur y el este de Ucrania, que se suma al agotamiento de los soldados – m·s el dolor por los muertos y los heridos– y a la urgente necesidad de tropas de refresco, mientras el presidente, Volodímir Zelenski, habla de cómo ampliar la movilización y el reclutamiento, pero no se decide a dar pasos impopulares.
En febrero, la superioridad en potencia de fuego y número de soldados permitió a Rusia tomar Avdíyivka, ciudad de la región de Donetsk que Ucrania defendía con uñas y dientes desde mucho antes del inicio de la invasión rusa a gran escala del 24 de febrero del 2022. Los militares ucranianos, superados, se retiraron por orden del alto mando.
Por ello, el plan checo de reunir y comprar miles de proyectiles de artillería para Ucrania en el mercado mundial –esbozada por su presidente, el exgeneral Petr Pavel, en los m·rgenes de la Conferencia de Seguridad de Munich (MSC) en febrero– es visto con gran esperanza por el Gobierno ucraniano. Praga ha localizado 800.000 proyectiles de diverso calibre en almacenes de países fuera de la UE, y al menos 18 países aliados, entre ellos Alemania, Suecia y los Países Bajos, se han comprometido a aportar dinero para financiar la compra.
“Esperamos que esta iniciativa checa, a la que se ha sumado Luxemburgo, nos ayude y que a partir de abril tengamos suficiente munición en nuestra línea del frente para poder disuadir”, dijo la semana pasada el
primer ministro ucraniano, Denís Shmihal, durante una visita a Luxemburgo. Pero el proceso de adquisición es complicado, y el horizonte de abril es demasiado optimista. Según la República Checa, las primeras entregas podrían ser en junio.
Sin embargo, el tiempo apremia, porque otras fuentes de suministro o est·n bloqueadas o no avanzan con suficiente rapidez. La aprobación de un paquete de ayuda militar estadounidense a Kyiv de unos 60.000 millones de dólares (unos 55.300 millones de euros) lleva meses frenada en la C·mara de Representantes por el veto de algunos parlamentarios republicanos. Para paliarlo, la Casa
Blanca ha recabado una dotación de 300 millones de dólares (274 millones de euros) gracias a ahorros en recientes compras del Pent·gono, que fue anunciada hace dos semanas. El montante ir· a munición de medio alcance, pero bastar· solo para unas semanas de combate.
El otro gran apoyo de Kyiv, la Unión Europea, había prometido un millón de proyectiles para marzo, pero en estos días solo est· en condiciones de satisfacer la mitad (524.000). El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, dijo la semana pasada que la UE podr· despachar a Ucrania 1,1 millones de unidades a finales de este año.
A partir de ese momento, los países comunitarios tendr·n capacidad para fabricar alrededor de 1,4 millones de proyectiles de 155 milímetros al año, precisó Borrell. Por su parte, Ucrania ha reforzado su fabricación de artillería –mantiene en secreto las cifras–, pero la realidad es que depende de los suministros de sus aliados.
“La República Checa ha reac
tivado relaciones de la etapa postsoviética; cuando cayeron la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia, los países centroeuropeos se encontraron con grandes cantidades de armas, tanques y material militar que ya no eran necesarios, y las vendieron a terceros países, y por esa relación de confianza del pasado, la industria checa de armamento ha podido recontactar con ellos ahora a instancias de nuestro Gobierno”, explica Jakub Janda, director del European Values Center for Security Policy, laboratorio de ideas checo sobre política de seguridad con perspectiva europea.
En conversación desde Praga, apunta Janda que “estos países
prefieren no ser identificados, no solo por posibles represalias de Rusia, sino también por temor a China”. Entre los vendedores figuran sobre todo naciones de Oriente Medio y ¡frica, pero también algunas de Asia y Latinoamérica.
Las 800.000 unidades que Praga ha encontrado son b·sicamente de dos calibres. (El calibre es el di·metro interior de la pieza de artillería desde la que se dispara el proyectil). Se trata de 500.000 proyectiles de 155 milímetros, el est·ndar de la OTAN y de los ejércitos occidentales modernos, y los 300.000 restantes son del calibre 122, típicos del armamento soviético. Los disparos de obús –nombre que reciben tanto el proyectil como la pieza artillera que lo dispara– pueden alcanzar blancos ubicados a una distancia de entre 24 y 32 kilómetros, por lo que son muy estimados por las fuerzas terrestres para atacar posiciones enemigas desde una distancia protegida.
Los proyectiles de medio alcance (de 155 y 122 mm) son claves; Rusia tiene ahora más potencia de fuego
Al menos 18 países financiarán la iniciativa de Praga, que ha localizado 800.000 unidades