La Vanguardia (1ª edición)

Magrané compone unos oficios de tinieblas “más de Cristo que de Dios”

Peralada estrena unos ‘Tenebrae responsori­a’ muy humanos

- Maricel Chavarría Barce ona

Las lecciones de tinieblas con las que en el Renacimien­to y el barroco se conmemorab­a durante tres días la pasión y la muerte de Cristo cayeron en el olvido al irrumpir en el clasicismo Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz, de Haydn. Y aunque ha habido siempre quien ha musicado textos bíblicos para estas fechas, sobre todo del Libro de las lamentacio­nes de Jeremías, no deja de sorprender que un compositor contempor·neo que no ha cumplido los 40 declare su anhelo por revisitar esta suerte de funeral destinado a la liturgia. Este viernes (23 h), Joan Magrané (Reus, 1988) estrena en la iglesia del Carme de Peralada el encargo del festival para esta 2.ª edición de Pascua. Unos Tenebrae responsori­a (Feria sexta in Parasceve) –Viernes Santo en la liturgia cristiana– que servir·n diez músicos de la GIO Symphonia que dirige Francesc Prat y dos solistas: la soprano Maria Hinojosa y el chelista Pau Codina.

“Esto no es una actualizac­ión de la misma liturgia, sino una nueva propuesta a partir de las bases de la tradición de esta liturgia”, puntualiza Magrané, gran amante del madrigal, que ya había colaborado en el 2019 con Peralada estrenando su ópera Diálogos de Tirant e Carmesina. “Hay cosas que sí se correspond­en, como la división en tres nocturnos y cuatro motetes dentro de cada uno, pero después hay mucho eclecticis­mo: solos de chelo, dos poemas en catal·n... no es una recreación, sino una revisitaci­ón del género”.

Para Magrané, “hay una gran potencia expresiva en el texto de las Lamentacio­nes, una gran fuerza poética y humana, de dolor compartido. Es lo que me movió a mí –confiesa–. Por eso he querido añadir poemas de Blai Bonet, poeta al que tenía ganas de poner música, y que van en el sentido del

ejemplo humano de Cristo y de su muerte... algo muy real. No es una música celestial, al contrario: es muy humana, sentida, muy de carne, m·s el Cristo que Dios. De hecho, las Lamentacio­nes ya son eso, el lamento de todo un pueblo por la pérdida de Jerusalén. No es una pietà donde se lamenta la Virgen, somos nosotros los que nos lamentamos”.

La pieza sería un resumen de todo lo que Magrané ha estado haciendo esos últimos tiempos: con

tiene la idea de la polifonía, aunque instrument­al, o la idea de la teatralida­d de la ópera barroca, de hacer visible el texto a nivel expresivo –Couperin, Charpentie­r–, m·s que la de Tom·s Luis de Victoria o Gesualdo, que era m·s polifónica. Su modelo son las Leçons de ténèbres de Couperin con dos sopranos, si bien aquí una es el chelo: una voz sin palabras que quiere pronunciar el texto. “Ese mismo trabajo hemos aplicado a las partes m·s polifónica­s, que son solo instrument­ales”, apunta.

Fue escuchando ese Couperin en la versión de Montserrat Figueras, Cristina Kehr y Jordi Savall, que Magrané cayó hace años conmovido. “Luego empecé a conocer las polifónica­s; recuerdo la experienci­a impactante en París de oír las tres lecciones de Gesualdo en una noche, junto al Louvre, hasta las 2 de la madrugada...”.c

Su modelo son las ‘Leçonsdeté­nèbres ’ de Couperin que escuchó, conmovido, por Savall y Montserrat Figueras

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J C st / I El compositor Joan Magrané, este miércoles en Peralada

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