Teherán aprovecha la crisis con Israel para reimponer el velo a las mujeres
Patrullas policiales y multas después de que Ali Jamenei insistiera en el hiyab
“¡Cuidado con el hiyab, est·n aquí!”, susurró un hombre al oído de Shima, que al mediodía de ayer se había detenido frente a uno de los puestos de zumos del gran bazar de Teher·n para coger fuerzas después de una jornada de compras. “La gente es muy solidaria, trata de advertir cuando ven a la policía y muchos se les enfrentan para impedir que nos lleven en las furgonetas”, contaba esta mujer de 36 años que a pesar de la tensión que se vivía alrededor del bazar, con las patrullas, se negó a cubrirse la cabeza.
“Lo est·n intentando de nuevo, pero no creo que lo logren”, sentenció Shima con una sonrisa. “Ya
me lo quité, no pienso volver a ponérmelo”, continuó explicando mientras su compañera de compras Zahra, una doctora anestesióloga madre de dos pequeños, sí se acomodaba el pañuelo. “Desde el s·bado han llenado de nuevo las calles”, puntualizó.
Se refería a las patrullas de la moral, hombres y mujeres vestidas con estricto chador, cuya fama y desprestigio se hizo mayor desde las protestas que siguieron a la muerte de Mahsa Amini en septiembre del 2022. Uno de estos grupos la había detenido al salir del metro, y la joven, de 22 años, sufrió un ataque ya en la comisaría. Al llegar al hospital estaba inconsciente, y días m·s tarde murió. Algunas versiones aseguran que sufrió golpes cuando estaba en la furgoneta, las mismas que
vuelven a verse en lugares estratégicos de Teher·n y otras ciudades.
En realidad nunca se fueron, pero desde entonces solo se aproximaban a las mujeres –a miles de ellas que desde entonces se quitaron el velo en señal de protesta– para pedirles que se cubrieran o para tomarles fotos. Muchas fueron convocadas luego a comisaría a través de mensajes de texto para firmar una declaración de que no lo harían de nuevo.
Pero en plena crisis con Israel, cuando el país se preguntaba cómo y cu·ndo respondería Ir·n, la policía comenzó una campaña que no tiene precedentes desde la muerte de Mahsa para obligar a las mujeres a regresar al estricto vestir isl·mico. La instrucción fue dada por el líder supremo, que días después del ataque al consulado iraní en Damasco –en el que murieron siete integrantes de la Guardia Revolucionaria–, cuando ya había hablado de responder el ataque a Israel, aprovechó dos intervenciones públicas para hacer énfasis sobre la necesidad de hacer cumplir con el hiyab. “Para defender valores morales y normas religiosas”, justificó. La policía anunció horas después que a partir del [pasado] s·bado comenzaría la nueva campaña que incluía una multa –especialmente alta para la economía iraní– para quienes rompan las reglas. Quienes son detenidas por primera vez tienen que pagar tres millones de tomanes, unos 45 euros. Muchas argumentan que adem·s del coste lo que m·s temen es la humillación y el mal rato que tienen que pasar. Cada vez son m·s las que publican historias en las redes contando cómo han sido detenidas y humilladas en los últimos días.
“Intentan desmoralizar a la gente con dinero, ellos han creado esta situación económica en la que cada día somos m·s pobres; si nos vamos a una guerra, el dólar subir· aún m·s, pero aun así nos ponen presión”, explicó Masumeh, que ayer hacía compras con su hija en el bazar. La hija se negaba a cubrirse a pesar de los riesgos.
Ayer, las patrullas se veían por toda la ciudad, pero especialmente en la céntrica plazoleta Valiasr, donde las autoridades desplegaron una gran valla que muestra los misiles lanzados por Ir·n. “Israel es m·s débil que la red de una araña”, se lee en el eslogan. Bajo los misiles y el nombre de cada uno
Amenazas a periodistas por alertar de una guerra mientras la Guardia Revolucionaria anima a denunciar
de ellos había estacionadas decenas de motos policiales.
“No entiendo por qué ahora, cuando todos tenemos miedo de lo que pueda pasar. Eso solo muestra que tienen miedo de la gente y la quieren poner a pensar en otra cosa ”, explicó Sima, de 42 años, que vende gafas de sol. Contó que durante la mañana vio cómo se llevaban a una mujer mayor, con el pelo blanco, porque iba con una falda y se le veía parte de la pierna. “La cogieron entre varias mujeres y la metieron en el coche”, contó. El temor de ser detenida es tan grande que ayer se sujetó el velo con varias pinzas para que no se le cayera. “Tengo un hijo al que no mando al colegio desde el domingo por miedo a lo que pueda hacer Israel. No puedo dejar que me detengan”, explicó. Según ella, muchas de las personas que conoce tienen mucho miedo a la respuesta que ya ha anunciado Israel.
Pero la presión no solo se limita a las mujeres. Varios periodistas han recibido amenazas por decir que la acción de Ir·n puede llevar a una guerra mayor. Y la inteligencia de la Guardia Revolucionaria ha pedido a la población que denuncie a quienes quieren dañar la tranquilidad de la sociedad.c