La Vanguardia (1ª edición)

Scholz pide a Xi competenci­a leal ante el alud mundial de productos chinos

El canciller alemán ha intentado conjugar intereses comerciale­s y crisis geopolític­as

- María-Paz López Berlín. Correspons­al

Alemania transita con pies de plomo en sus relaciones con China, país al que ve como “socio, competidor y rival sistémico” – como señala en su estrategia nacional de seguridad, documento presentado por el Gobierno hace casi un año–, país al que su industria est· fatalmente encadenada, y que, en lo geopolític­o, mantiene tratos con Rusia pese a la guerra en Ucrania.

En un viaje de tres días a China, el canciller alem·n, Olaf Scholz, ha intentado conjugar intereses comerciale­s y crisis geopolític­as, y reclamó así al presidente chino, Xi Jinping, que presione al ruso Vladímir Putin para que cese la agresión contra Ucrania. En lo económico, Scholz ha tratado de cuadrar el círculo, apretando y contempori­zando a la vez: pidió al gigante asi·tico competenci­a económica leal y admitió que Alemania necesita el mercado chino para sus productos.

Ayer en Pekín, Xi Jinping le replicó que hay que “tener cuidado con el aumento del proteccion­ismo”, en referencia a las quejas europeas y estadounid­enses sobre el poderío industrial chino que inunda los mercados globales.

El lunes, Scholz había enunciado el mensaje mixto de su visita en un encuentro en Shanghai con estudiante­s de la Universida­d Tongji –fundada por médicos alemanes en 1907–, en el que afirmó que la UE no debe actuar por interés propio proteccion­ista, pero llamó a una competenci­a justa entre China y Alemania.

“En algún momento también habr· coches chinos en Alemania y Europa; lo único que debe quedar siempre claro es que la com

petencia debe ser leal, es decir, que no haya dumping, que no haya sobreprodu­cción, que no se infrinjan los derechos de autor”, dijo el canciller Scholz.

Su viaje se ha producido en plena inquietud de la UE por la amenaza que supone para las empresas europeas el desembarco en sus mercados de productos chi

nos a menor precio, en especial coches eléctricos y otras tecnología­s ecológicas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lamentó la sobreprodu­cción china y criticó que se sustente en grandes subsidios estatales, algo que las autoridade­s chinas niegan. Bruselas indaga el asunto del vehículo eléctrico chino

e incluso plantea la posibilida­d de implantar aranceles, contra los que Scholz se pronuncia.

También a inicios de abril, Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos, reclamó a China que reduzca su producción industrial, argumentan­do que arrolla en el mercado mundial, y reprochó a Pekín “trato injusto” hacia las empresas estadounid­enses.

Xi Jinping contraatac­ó ayer ante Occidente asegurando que la producción china beneficia a todo el mundo, porque, sostuvo, “las exportacio­nes chinas de vehículos eléctricos, baterías de litio o productos fotovoltai­cos no solo han enriquecid­o el suministro y aliviado la presión inflaciona­ria” , también ayudan a combatir la crisis clim·tica.

Aunque el socialdemó­crata Scholz ha sido cauteloso en esta su segunda visita a China como canciller –la primera fue el 4 de noviembre del 2022, y estuvo apenas once horas debido a la política china de cero covid de entonces–, se ha mostrado m·s asertivo sobre las preocupaci­ones alemanas en asuntos mundiales

En su viaje de tres días a China, Scholz ha reclamado a Xi que presione a Putin para que cese la agresión

El líder chino replica criticando el “aumento del proteccion­ismo” en alusión a la UE y los coches eléctricos

que su predecesor­a, la democristi­ana Angela Merkel, quien siempre priorizó los intereses comerciale­s, sobre todo de la industria automovilí­stica.

Aun así, el tono atemperado de Scholz contrasta con el documento de estrategia nacional de seguridad de su Gobierno, que señala a China como socio y rival que actúa cada vez m·s “en contra de nuestros valores e intereses”. El documento llama a “reducir riesgos” para evitar una excesiva dependenci­a de los proveedore­s chinos, una situación en la que ya se encuentran algunas empresas alemanas, sumada a desventaja­s en el acceso al mercado local.

Según una encuesta de la C·mara de Comercio Alemana en China (AHK), dos de cada tres empresas alemanas que operan en China dicen afrontar competenci­a desleal. China sigue siendo el mayor socio comercial de Alemania –con un volumen de m·s 250.000 millones de euros el año pasado–, a pesar de las cada vez m·s difíciles condicione­s para los negocios. Es un mercado crucial para Alemania, sobre todo en los sectores automotriz y químico. En su viaje, Scholz visitó sendas empresas alemanas: una planta de propulsore­s de hidrógeno sostenible de Bosch en Chongqing y otra del fabricante de polímeros Covestro en Shanghai.c

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PEDRO PARDO / AFP Una pantalla muestra al alemán Olaf Scholz y al chino Xi Jinping ayer en una calle de Pekín

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