El mismo Nadal de siempre vuelve en el Godó
El balear regresa con un esperanzador triunfo ante Cobolli (6-2 y 6-3)
Rafa Nadal es un icono. El ganador de 22 Grand Slams. El rey de la tierra. El mosquetero de Roland Garros. El chico de Manacor. El orgullo de un país. La garra. La superación. La resiliencia. Historia viva del tenis. Para muchos, el mejor de siempre. Es tanto que ya no importa su ranking o su balance de victorias y derrotas. Su sola presencia en una pista, a sus 37 años, ya es motivo de celebración para el deporte de la raqueta. Un regalo del que ayer disfrutó el público del Trofeo Conde de Godó.
Tras tres meses de ausencia, aquejado de sus constantes problemas físicos, el mallorquín reapareció en el RCTB-1899, su segunda casa. El club centenario estaba de enhorabuena para recibir, después de tres años de ausencia, a su mejor referente. Se notaba en el ambiente, entregado al balear el público de la pista central, la que precisamente lleva el nombre del 12 veces ganador del torneo. M·s que un partido era una bienvenida. Un gracias por todo. Se aplaudía cada punto importante como si fuera el último. Y adem·s, ganó a Flavio Cobolli en su debut (6-2 y 6-3) en la primera ronda.
“Estaba nervioso por cómo iba a sentirme. Me ponía nervioso cuando ganaba, imagina hoy (por ayer). Eso es lo bonito del deporte, la emoción”, dijo tras su victoria Nadal, que en la segunda ronda deber· subir el nivel ante Alex de Miñaur, número 11 del mundo.
Casi se podían escuchar las dudas que rondaban en la cabeza de los espectadores. ¿Ser· el mismo de antes? ¿Cómo estar· su físico? ¿Puede que sea su último partido en Barcelona? La primera respuesta fue la inactividad. Nadal comenzó frío, con un error y una doble falta. Se le notaba la falta de rodaje. Aún no tenía cogida las medidas de su pista y las bolas se le iban largas. Lo subsanó con experiencia, sujetado por su saque. Las sensaciones brotaron en el balear a partir del cuarto juego. Una dejada dio paso al primer “¡vamos!”. La
Estaba nervioso por cómo iba a sentirme. El Godó es especial, he vivido mucho aquí” Rafa Nadal
confianza comenzaba a notarse en la raqueta de Nadal. Los nervios daban paso a sus enormes recursos en pista y en una subida a la red, de las pocas del partido, logró el primer break.
Nadal despegaba y el italiano, número 62 del mundo, era un invitado m·s de la fiesta. Demasiado err·tico el florentino de 21 años en su debut en el Godó, presa f·cil para cualquier versión del manacorense. En su siguiente servicio, Cobolli salvó cuatro bolas de rotura por su saque, dos de ellas con un ace. Pero en el octavo juego sucumbió. Nadal, que seguía creciendo, aupado por el respetable, sacó parte de su repertorio para cerrar el set. Un gran intercambio, un revés cruzado profundo a la línea y su cl·sica defensa numantina fueron el epílogo de la manga inicial.
En el primer juego del segundo parcial, Nadal salvó su primera bola de break. Solventó el problema con una dejada espectacular y enlazó el momento rompiendo el servicio de su rival. El partido estaba encarrilado, pero entonces el balear notó la carga de tantos contratiempos, de los meses apartado del tenis. Las piernas pesaron y el brazo se le agarrotó por un instante. Una doble falta y un fallo con el revés le hicieron perder su servicio. Cobolli aún estaba vivo.
Era la hora de repasar el librillo para el mallorquín, de recordar sus virtudes. Dicho y hecho. El de Manacor movió a un Cobolli de mecha corta, impaciente para un partido en tierra, que volvió a ceder su saque. Al italiano le invadía la desesperación, que contrastaba con las efusivas celebraciones de un Nadal que por momentos recordó al de sus mejores tiempos. Volvió el jugador que se agarra a la línea de fondo. El de la zurda que dibuja par·bolas y ·ngulos inverosímiles. El de los puntos imposibles. El ídolo de la afición.
Nadal ya no dejó escapar su servicio, ahora sí flotando sobre la arcilla de Pedralbes, disfrutando de su regreso. Se sentía otra vez jugador, al fin. Y ahí volvía a estar, en el centro de la pista celebrando un triunfo como si no hubieran pasado m·s de 20 años y mil batallas desde su debut en el Godó . “Este torneo es especial. He vivido mucho aquí en mi carrera. Es una sensación difícil de explicar, de alegría”, concluyó un Nadal que gozó de nuevo en su pista, en su hogar tenístico.c