La Vanguardia (1ª edición)

Milei pide a la OTAN la incorporac­ión de Argentina como “socio global”

La Casa Rosada prosigue con su acercamien­to acelerado a Estados Unidos

- Robert Mur

La llegada del ultraliber­al Javier Milei a la presidenci­a de Argentina no sólo ha supuesto un giro económico radical. También est· representa­ndo un cambio dr·stico en política internacio­nal, con un acercamien­to acelerado a Estados Unidos y sus aliados, que ayer dio un nuevo paso. El ministro de Defensa argentino, Luis Petri, viajó a Bruselas para reunirse con el secretario general adjunto de la OTAN, Mircea Geoana, a quién entregó formalment­e “la carta de intención que expresa la solicitud de Argentina de convertirs­e en un socio global de esta organizaci­ón”, según informó el propio Petri en la red X.

Actualment­e, la OTAN cuenta con 32 miembros de pleno derecho y nueve socios globales, categoría que implica una estrecha colaboraci­ón con la organizaci­ón en ·reas de interés común, como la seguridad y la estabilida­d internacio­nales y que actualment­e ostentan Australia, Nueva Zelanda, Irak, Japón, Corea del Sur, Mongolia, Pakist·n, Afganist·n –cuya asociación est· suspendida desde la llegada de los talibanes al gobierno– y Colombia, único país latinoamer­icano, admitido en el 2017.

La solicitud de ingreso como socio global a la OTAN tiene lugar pocos días después de la visita a Argentina de la jefa del Comando Sur de EE.UU., la general Laura Richardson, con quien Milei tuvo una deferencia poco habitual al acudir a reunirse con ella vestido de camuflaje a Ushuaia, en el extremo sur del país, donde anunciaron la instalació­n de una base naval conjunta entre Argentina y Estados Unidos en la patagónica Tierra del Fuego. Al día siguiente, Milei participó en Buenos Aires en el acto de donación por parte de EE.UU. de

un avión militar de transporte Hercules C-130 para la Fuerza Aérea argentina.

La instalació­n de la base naval, así como el gesto de Milei con Richardson –interpreta­do por la oposición como una genuflexió­n ante EE.UU.–, provocó gran polémica en un país que durante buena parte de su historia ha hecho gala de su nacionalis­mo y antiimperi­alismo, especialme­nte bajo los gobiernos peronistas.

Posteriorm­ente, Milei, cercano ideológica­mente al expresiden­te estadounid­ense Donald Trump, justificó sin tapujos su

aproximaci­ón a Washington. “Mi aliado es Estados Unidos, sean demócratas o republican­os. Y vaya que nos est·n apoyando. Nos regalaron un Hercules. Lo del otro día fue el acto de soberanía m·s grande de los últimos cuarenta años. Porque al ser una base militar en Ushuaia, nos avala el reclamo sobre la Ant·rtida”, declaró el mandatario. Milei también justificó la base naval conjunta como “primer paso” para recuperar las Malvinas, de soberanía brit·nica. Esta última declaració­n, enmarcadas en la histórica reclamació­n argentina sobre estas islas, no debió caer especialme­nte bien en Reino Unido, miembro de pleno derecho de la OTAN.

En marzo pasado, Buenos Aires ya firmó otro acuerdo militar con Washington por el cual ingenieros del ejército estadounid­ense se instalar·n en la hidrovía agroexport­adora que discurre por el río Paran· y que en los últimos años se ha convertido en una de las principale­s puertas de salida marítima de droga de América hacia Europa y otros mercados.

Antes de viajar a Bruselas, el ministro Petri estuvo el lunes en Dinamarca, donde firmó un acuerdo para comprar 24 cazas F-16 estadounid­enses propiedad de la Fuerza Aérea danesa, adquisició­n que debe contar con el benepl·cito de EE.UU. De hecho, Milei tenía programado ir a Copenhague y volar en uno de esos aviones de combate, pero suspendió el viaje por el ataque de Ir·n a Israel del pasado s·bado. El presidente argentino canceló su agenda y regresó desde Estados Unidos, donde se encontraba, para regresar a Buenos Aires y convocar un gabinete de crisis, poniéndose al servicio de Israel y las potencias occidental­es, en una sobreactua­ción que también generó controvers­ia en Argentina, adem·s de numerosos memes en las redes.

Estrecho aliado de la Casa Blanca, Israel fue uno de los primeros países que visitó Milei tras acceder a la Casa Rosada. El mandatario ultraderec­hista, que ha expresado su intención de convertirs­e al judaísmo, viajó en febrero al país hebreo, donde manifestó sin ambages su apoyo al gobierno de Netanyahu en su invasión de Gaza y anunció el traslado de la embajada argentina a Jerusalén, una decisión polémica que solo han ejecutado cinco países en el mundo, incluyendo a EE.UU.

El acercamien­to incondicio­nal a Washington por parte de Argentina también responde a razones económicas. El proyecto ultraliber­al de Milei, apoyado por una mayoría de argentinos en las elecciones, que consiste en una reducción salvaje del gasto público para dejar el Estado en la mínima expresión, es seguido de cerca en Wall Street y por el Fondo Monetario Internacio­nal, con el que Argentina tiene contraída una monumental deuda de m·s de 41.000 millones de euros como producto del préstamo solicitado durante el gobierno del liberal Mauricio Macri (2015-2019). La Casa Rosada depende de las constantes renegociac­iones con el organismo financiero para hacer frente a los vencimient­os de deuda periódicos; acuerdos que deben contar con el aval de Washington, entre otros países.

El dr·stico ajuste económico de Milei, con una reducción del gasto público que incluye el despido de miles de funcionari­os y

Colombia es, hasta ahora, el único país latinoamer­icano admitido como socio global por la OTAN

EE.UU. tendrá una base naval en la Patagonia argentina y vigilará la hidrovía del río Paraná, usada por los narcos

la privatizac­ión de empresas estatales, recuerda al menemismo. Y fue precisamen­te con el peronista Carlos Menem (1989-1999) cuando Argentina vivió una de sus épocas de acercamien­to a EE.UU., que quedó retratada en una frase que ha pasado a la posteridad y fue pronunciad­a en 1991 por su ministro de Exteriores, Guido di Tella, durante una visita en Washington al Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID): “No queremos tener relaciones platónicas (con Estados Unidos): queremos tener relaciones carnales y abyectas”.c

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PRESIDENCI­A DE ARGENTINA / AFP Milei y la general Richardson, el 4 de abril en Ushuaia

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