La Vanguardia (1ª edición)

Catalunya arranca con calma inédita una campaña sin sosiego para España

La carta del presidente Sánchez ensombrece la decisiva batalla electoral

- J LA CRÓNıCA me V. Aro

Quién iba a decir hace algunos años que, a las puertas de una campaña electoral en Catalunya como la que empieza la próxima madrugada, una pelea a lo grande se estaría disputando en otro lugar. El coso madrileño echa humo, mientras en Catalunya el talante de los candidatos exhala calma, tal vez por las lecciones aprendidas o quizás por agotamient­o del combustibl­e disponible.

Esta asimetría anímica no resta interés a las elecciones catalanas que serán decisivas para España, salvo que todo se derrumbe cuando el próximo lunes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, resuelva las dudas que ayer dejó planteadas por escrito en su inesperada carta.

Todo entraría en un plano distinto si el desenlace fuera la renuncia, cuyas consecuenc­ias, calendario en mano, podría incluso coincidir con la aprobación de la ley de Amnistia. No es un escenario descartabl­e que todo se rompa. Pero habrá que esperar.

En el ínterin, el primer plato vasco del pasado fin de semana –donde salió reforzada la alianza de la investidur­a de Sánchez– dan paso ahora al tall catalán donde se pondrá a prueba la política de conciliaci­ón desplegada desde la Moncloa. Los socialista­s, en cualquier caso, necesitan revalidar y ampliar la victoria del 2021 en Catalunya para dar sentido a cuanto han hecho en estos años.

El alfil de esta jugada es Salvador Illa, el candidato del PSC, que ayer por la mañana presentó su programa electoral y por la tarde volvía a defender en el Senado su gestión al frente del Ministerio de Sanidad en una inamistosa comisión sobre el caso Koldo. En esta campaña Illa deberá cruzar en diagonal el tablero político catalán sin romper nada que resulte irreparabl­e.

La carta del presidente Sánchez de ayer incluye, más allá de sus reflexione­s sobre su futuro personal, una cartografí­a precisa sobre dónde se sitúa la línea del frente pensando, quizás, en el 12 de mayo catalán: a un lado está PP y Vox, al otro el resto de fuerzas políticas que le han prestado un apoyo a menudo precario, pero suficiente para que no gane la opción conservado­ra.

Y ahí, Junts y Esquerra juegan un papel determinan­te. Por esa razón, las elecciones catalanas son una pieza clave para el sostenimie­nto de la legislatur­a española, porque pueden ratificar y fortificar un frente titubeante. Siempre y cuando no se derrumbe antes.

Perdido el motor de impulsión que llevó el independen­tismo a la estratosfe­ra, Junts y Esquerra deberían alcanzar el desempate de su larguísima competició­n la noche del 12 de mayo.

Puigdemont, con un pie en la frontera a la espera de que la amnistía sea ya definitiva­mente aprobada por el Congreso a finales de mayo y pueda cruzar el linde, ha iniciado ya su campaña de autocares. Todos los actos –cada día dedicados a un terri

El 12 de mayo podría fortalecer la alianza del bloque progresist­a salvo que antes se haya derrumbado

torio catalán– se celebrarán en su Catalunya del Nord con la excepción del cierre de campaña, que tendrá lugar en Barcelona. El gesto no es menor. Reunir a toda la militancia en su entorno. Venid a mí. Nada ni nadie va a discutir su liderazgo.

Esquerra, a su vez, trata de levantar el ánimo en un momento difícil. Con Junqueras situado en la retaguardi­a, Pere Aragonés se fue ayer a Irlanda de Norte al tiempo que enviaba a la consellera Serret a Montreal. El propósito es tratar de demostrar que en otros lugares, lo que ellos proponen –el referéndum acordado– es perfectame­nte viable, así que también debería serlo en España.

En lo estrictame­nte doméstico, ayer trascendió que el Govern puso al día su acuerdo legal para la construcci­ón del casino de Tarragona justo en plena negociació­n de los presupuest­os para escándalo de la izquierda común. Su líder, Jéssica Albiach, ha decidido sacarle el máximo partido al match point que acabó con esta legislatur­a al tumbar los presupuest­os.

Y en el otro extremo de la cuerda , el PP de Alejandro Fernández sigue desojando su plan para Catalunya en la convicción de que puede volver a ser una fuerza relevante en el Parlament, haciendo valer su condición de capital del otro lado de la orilla política en Catalunya.

Pero, claro, todos estos cálculos están hechos sobre un escenario que cambió de golpe en la tarde de ayer. O los frentes se derrumban o se refuerzan. No hay más.c

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Un empleado del Parlament limpia los asientos del hemiciclo ahora vacío a la espera de que en unas semanas vuelva a ser ocupado por los nuevos electos
À xGar ia TODO LıSTO Un empleado del Parlament limpia los asientos del hemiciclo ahora vacío a la espera de que en unas semanas vuelva a ser ocupado por los nuevos electos

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