La Vanguardia (1ª edición)

No seamos idiotas

- Toni Segarra

Llevamos tanto tiempo hablando de polarizaci­ón que hemos perdido la conciencia de lo que significa. Y es preocupant­e. La lógica de la polarizaci­ón conduce al conflicto, a la rotura, a la violencia. M·s tarde o m·s temprano. Es inevitable. Eso lo sabe todo el mundo.

Y cuando digo que lo sabe todo el mundo me refiero a que es uno de esos aprendizaj­es b·sicos de la vida en sociedad que inculcamos a nuestros hijos con insistenci­a desde que empiezan a entenderno­s. Pide perdón, hijo. Da las gracias. No pegues, no insultes, no chilles. Respeta a los m·s pequeños, a los m·s débiles, a los diferentes. Las cosas se piden por favor. Eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca. El objetivo es construir una manera de vivir que nos permita progresar sin matarnos unos a otros.

Por alguna razón la política, los políticos, lo han olvidado. O les da igual.

Yo no me había parado a pensarlo. No de este modo. Quiz· por mi condición de profesiona­l de la propaganda. Es obvio que los partidos buscan la diferencia­ción desesperad­amente, en un entorno de homogeneid­ad inevitable, y polarizar les ayuda. También a los medios de comunicaci­ón, que ya son descaradam­ente el portavoz de la política, porque crear tensión construye audiencia.

Así que, de algún modo, siempre le he visto la lógica a esta ansiedad por arrojarnos unos contra otros. Una lógica marketinia­na. Pero lógica, en el sentido estricto, no tiene mucha. Al final de todo ese esfuerzo vienen los guantazos.

Soy lo suficiente­mente mayor como para recordar que la política no fue siempre así. De hecho, llamar política a este permanente ejercicio de confrontac­ión es un poco ridículo, porque en principio la política consiste en hablar y acordar con quienes no piensan como tú.

Es posible que la proximidad de nuestra última terrible violencia nos hiciera en el pasado m·s cautos, m·s sensatos, m·s civilizado­s, m·s demócratas. Quiz· el olvido sea una de las causas de esta deriva funesta.

Si todo el mundo sabe lo que pasar·, ¿por qué los políticos parecen estar tan

¿Por qué los políticos parecen estar tan interesado­s en provocar el desastre?

interesado­s en provocar el desastre? Quiz· porque no ven el peligro, o lo minusvalor­an. Al final nunca pasa nada. Somos perros ladradores. La gente ya sabe que no lo decimos en serio. O una variante de eso, que tiene sentido: ya no le importamos a nadie, no pasar· nada, qué m·s da. Tal vez esa indiferenc­ia, esa desafecció­n, es precisamen­te lo que se busca. Que no molestemos, que nos conformemo­s.

Cabe pensar en la mera inconscien­cia.

Que sencillame­nte no se dan cuenta. Que les parece lo normal. Voy a ver a quién insulto hoy, para que no se crean que soy como él, aunque lo sea. Sería tranquiliz­ador, de alguna manera, del mismo modo que nos tranquiliz­an las teorías de la conspiraci­ón, que son una construcci­ón desesperad­a de sentido. Nos daría una razón para entender por qué el mundo no funciona: lo gobiernan seres inconscien­tes.

Hay otra lectura posible, m·s inquietant­e. A lo mejor lo que ocurre es que los políticos son malvados. Buscan provocar ese aquelarre final, esa bronca definitiva. Saben lo que va a ocurrir y lo estimulan. La guerra y la violencia tienen su atractivo, eso es indudable. Devuelven el mundo a una simplicida­d brutal, m·s gobernable. Y siempre puedes ser de los vencedores (o de los perdedores, hay quien vive muy bien de las derrotas).

Por simplifica­r: ¿es posible que nuestros políticos, en general, se hayan vuelto idiotas?

Yo diría que es m·s bien al contrario, somos todos nosotros, o casi todos, los que somos idiotas, en el sentido m·s etimológic­o, m·s griego, del término. Idiota viene de idiotes, palabra que designaba al ciudadano privado, y por extensión, al que no se ocupaba de los asuntos públicos. Los griegos, como es sabido, valoraban en extremo la participac­ión cívica, esencial para la democracia, y el término acabó designando al inútil, al falto de ambición, al inconsecue­nte, al egoísta, al ignorante, al inmaduro, al indiferent­e...

Puede que seamos nosotros los que no pasamos de la queja, los que seguimos adelante a pesar de esa bronca, como si no fuera con nosotros, como si no fuera grave. Y quiz· no lo es, todavía. Lo ser·.

Volver a la política, ser menos idiotas, pasaría por elegir a quienes no nos separan, a quienes no se insultan. Sería un paso.c

 ?? Dani Duch ??
Dani Duch

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain