“A la industria militar le cuesta alimentar la guerra de Ucrania”
Michel Goya, coronel retirado y doctor en Historia, lleva más de veinte años analizando conflictos para el ejército francés y como autor de libros, los dos últimos sobre Ucrania y Gaza. Hijo de un ciclista profesional vasco que fue desertor y se refugió en Francia, Luis Goya, fallecido tras una caída poco después de que él naciera, en 1962, el coronel Goya hizo misiones en ¡frica, los Balcanes y el Pacífico. Es comentarista en la cadena LCI, especializada en política internacional.
Como historiador militar, ¿qué es lo que más le sorprende de la guerra de Ucrania?
La guerra en sí misma, porque representa una anomalía. Yo era de quienes la veían poco probable, pues no se correspondía en absoluto con el modo de proceder de los rusos y los soviéticos, en general bastante prudentes. A veces muy brutales, pero siempre prudentes. Solo se implicaban si se sabían tan fuertes que no habría oposición. En mi análisis olvidé la hipótesis de que se cometen errores, incluso desde la racionalidad, si está totalmente sesgada. Hay otros ejemplos históricos.
¿Cuáles?
Cuando Hitler declaró la guerra a EE.UU., por ejemplo. No había nada que le empujara a hacerlo. No le habían atacado. Lo mismo cuando Hitler invadió la Unión Soviética. Los alemanes cometieron muchos errores estratégicos.
La de Ucrania es una guerra industrial, usted mismo habla siempre de guerra de stocks militares. ¿Lo puede explicar?
Efectivamente, es una guerra industrial. La revolución militar tuvo lugar entre 1850 y 1950. Fue la aparición de la guerra industrial a gran escala. Después de la SegunSi
da Guerra Mundial, las cosas no han cambiado mucho. Si pusieran al mariscal Chuikov (batalla de Stalingrado) al frente del ejército ruso en Ucrania, entendería de inmediato lo que está pasando.
Entonces no había drones.
Cierto, pero había muchos más aviones ligeros. Esta guerra es muy consumidora y destructora [de armamento], como la Segunda Guerra Mundial. La diferencia es que entonces se podía fabricar un nuevo avión en dos años, o un tanque en un año.
¿Se refiere al plazo entre concepción y fabricación?
Sí, desde que se diseñaba hasta que salía de fábrica podían pasar dos años. Ahora es totalmente imposible. Pueden pasar cinco o diez años. Así que se combate con lo viejo.
¿La culpa la tiene la sofisticación tecnológica?
Sí, la sofisticación alarga mucho los plazos y es mucho más difícil producir. En la II Guerra Mundial los estadounidenses fabricaban centenares de aviones cada día.
Se depende del viejo material.
Exacto. No se innova mucho técnicamente durante la guerra. Usted hablaba de los drones, pero son objetos relativamente pequeños que pueden fabricarse de manera artesanal y adaptarlos al material antiguo. Lo que me impresiona es que en esta guerra se combate con equipos que yo conocí durante la guerra fría, en los años ochenta. Los tanques son los mismos, quizás algo mejorados. Como es una guerra muy destructora y la producción es débil, se está obligado a recurrir a los stocks.
esta guerra ha durado tanto es porque los rusos y los ucranianos tenían stocks. Si no, se hubiera terminado hace mucho tiempo.
¿Y a partir de ahora?
Las guerras industriales pueden ser muy cortas, de varias semanas, si uno de los contrincantes es mucho más fuerte y se impone. Si hay equilibrio y se comienzan a atrincherar, a instalarse, la guerra de movimiento se convierte en una guerra de posiciones. Entonces ya no contamos en semanas sino en años. Sucedió en Corea o en la guerra entre Irán e Irak. También en la Primera Guerra Mundial. Es un tipo de guerra que dura años y, como sucede en la de Ucrania, a la industria militar le cuesta mucho alimentarla. De ahí la importancia de tener stocks.
¿En este escenario, la hipótesis más probable es un conflicto congelado, como en Corea o en Chipre, con Rusia conservando los territorios conquistados?
Es una hipótesis bastante probable. Vemos sobre el terreno que es muy difícil hacer mover la línea de frente. Apenas se ha movido desde mediados de noviembre del 2022. Desde principios del 2024, los rusos, que están a la ofensiva, han conquistado el equivalente a dos tercios del principado de Andorra. Solo eso en cuatro meses de esfuerzo. Es minúsculo.
¿Cómo ve la estrategia de Biden, tan gradual?, ¿de verdad las cosas cambiarían drásticamente con Trump si vuelve al poder?
La política estadounidense es bastante prudente. Se ve que quieren dosificar su esfuerzo militar para que Ucrania resista. En términos militares se llama “fijar” al adversario, pero no más, por miedo a una escalada. No se quiere ir demasiado lejos contra Rusia porque se tiene miedo de las consecuencias, a una escalada nuclear, que nadie quiere, o consecuencias para el resto del mundo. Por eso han limitado la ayuda y no envían los F-16. En cuanto a Trump, incluso sin él la ayuda militar se bloqueó durante seis meses. EE.UU. es un aliado muy aleatorio. La particularidad de Trump es la incertidumbre. El problema de EE.UU. es que deben vigilar otros frentes. El europeo no es forzosamente su prioridad. Tienen Corea, Taiwán y China, que les preocupa mucho. Su prioridad es Asia, el Pacífico.
Sofisticación técnica Desarrollar nuevas armas es hoy más lento y difícil que en la II Guerra Mundial”
Avance mínimo “En cuatro meses los rusos han conquistado el equivalente a dos tercios de Andorra”
¿El desbloqueo por el Congreso de esta última ayuda colosal va a alterar el curso de la guerra?
Cambiará algunas cosas y aportará oxígeno al ejército ucraniano, al que le falta con urgencia munición de artillería, pero no alterará de modo fundamental la situación. Puede permitir a Ucrania resistir mejor, pero no va a cambiar de verdad el equilibrio de fuerzas.c