La Vanguardia (1ª edición)

“¡Cada noche reconozco tantas cosas que debería cambiar!”

Candidato de Vox a la presidenci­a de la Generalita­t

- S v a H Barcelona j sa Ignacio Garriga

Ignacio Garriga nació en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), tiene 37 años. Licenciado en Odontologí­a. Ha sido dentista y diputado del Congreso. En el Parlament desde el 2021. Est· casado, tiene cuatro hijos y espera el quinto.

Odontologí­a no es una carrera habitual en un político.

De joven quería estudiar Medicina, ser cirujano cardiaco, pero reconocía mis carencias y me empecé a ilusionar por la odontologí­a.

¿Trabajó de dentista?

Muchos años. Echo en falta esa tranquilid­ad, en el box, con tu música, el paciente con la boca abierta... Ahora todo el mundo te habla, todo es ruido.

¿A qué se dedicaba su familia?

Mi madre tenía una papelería, y mi padre se dedicó al mundo de la fotografía. Mi familia fueron de los pioneros que trajeron la fotografía a España. Mi abuelo fue miembro del Institut Químic de Sarrià y del Ateneu de Barcelona.

¿Conoció a sus abuelos?

Solo a la abuela Mercedes, la llamaban Abuela Pantalones. Tenía un car·cter fuerte y fue de las primeras mujeres en llevar pantalones en Guinea Ecuatorial.

¿Usted a qué escuela fue? A La Farga, en Sant Cugat. ¿Fue feliz en aquella etapa?

Mucho. Tuve profesores magníficos, patios con mucho fútbol y llenos de barro hasta arriba, y al lado una riera que nos regaló grandes momentos y grandes heridas.

¿Ya pensaba en la política?

De pequeño quería ser jubilado, como era mi padre, los compañeros y los profesores se reían. Luego, por influencia de mi madre, quería cambiar las cosas. Mi madre era una activista y al ser negra la conocía todo el mundo en Sant Cugat. La llamaban Cloti.

¿Fue a mítines con su madre?

Sí, repartiend­o folletos. He hecho campañas desde muy pequeño, con el PP, luego me desencanté.

¿Cómo está, cómo se siente?

Feliz. Con una familia que me apoya, con hijos pequeños creciendo, esperando el quinto hijo.

¿Qué desayuna?

Antes desayunaba copiosamen­te, pero desde hace tres años como un pl·tano, nueces, agua y un café.

¿Sabe cocinar? ¿Qué prepara?

Me gustaría, pero solo me acerca a los fogones un plato que me enseñó mi primo, gambones con pollo.

¿Qué hace al llegar a casa?

Lo primero es apartar al perro, que viene a saludar y no acabamos de tener una relación de estima.

¿El perro es nuevo en casa?

Lleva un año. Se llama Pongo. Lo primero que hago es dar un beso a mi mujer y abrazo a mis hijos.

Cuéntenos algo de su relación.

Es la primera novia. Nos conocimos con 15 años en una fiesta de San Juan. Es el pilar de mi vida.

¿Cómo se organiza para hacer de padre? ¿Llega para la cena?

Viajo mucho, pero a mi equipo siempre les digo que he de intentar dormir en casa. Cenar o desayunar con mi mujer y mis hijos.

Que ellos sepan que pap· est· ahí.

¿Es detallista?

No todo lo que debería, y es un tema que muchas veces sale: “Deberías ser m·s detallista”. Evidenteme­nte. Y hablar m·s. Son esos puntos de lucha personal que uno tiene para correspond­er, en este caso, a mi mujer.

¿Su último regalo para ella?

Siempre un beso de buenas noches o al irme por la mañana.

¿Y el último de ella para usted? Un humidifica­dor para los puros.

¿Alguna locura por amor?

Mayor locura por amor que casarse con 24 años y con 37 tener cinco hijos creo que nada lo supera.

¿Qué aficiones tiene?

La lectura es una de mis grandes pasiones. Ver un partido de fútbol y tocar la guitarra de vez en cuando. Y he incorporad­o fumarme un puro bajo un ·rbol, con un libro.

¿Qué lee?

He descubiert­o a Stefan Zweig, que tiene unos libros maravillos­os, el último que leí, lo recomiendo, es Carta de una desconocid­a.

¿Aún tiene aquellos bonsáis?

Sí, sí y los dos viven, que es un gran reto. Al del Parlament le tengo especial cariño. El presidente del partido me dijo: “Es curioso que te viva un bons·i en ese ambiente”.

¿Santiago Abascal tiene bonsáis? ¿A quién se le da mejor?

A él, sin duda. Tiene ·rboles de muchos años, son una maravilla.

Hay que ser metódico, ¿lo es?

Sí, y a veces quiz· soy demasiado obsesivo con el orden.

¿Y tiene paciencia?

No toda la que debería, y es un reto personal mejorarlo.

¿Mal genio? Cuando tengo, sí. Sí, sí, sí. ¿La última vez que lo sacó?

Segurament­e con algún niño que me pilló en mal momento, que el pobre me habr· dicho algo y le habré contestado como no merece.

¿Qué música le gusta?

Relajada. Tracy Chapman, Phil

Collins. Y detesto el reguetón. Pero llega a todos los niveles. En el coche a veces ponemos la radio y sale reguetón y mi mujer y yo nos miramos, pero nuestros hijos cantan. Y es decir: ¿pero estos niños dónde escuchan estas canciones? ¿Cuántas horas duerme? Pocas. Ahora, m·s de seis lo dudo.

¿Hace algún deporte?

Lo m·ximo, ir al gimnasio y muscular un poco, trabajar la espalda. Antaño jugaba al fútbol y al tenis.

¿Yoga, meditación?

La meditación que hago es la oración. Tengo esa visión trascenden­tal de la vida. Todos los días tengo mi rato para rezar por la mañana, por la noche, ver qué he hecho bien, qué he hecho mal, qué podría hacer mejor.

¿Es practicant­e hasta el punto de bendecir la mesa en casa...?

Sí, siempre bendice uno de los hijos. Procuro ir a misa diaria si la agenda me lo permite y los domingos en familia. Y siempre que tenga un rosario a mano para poder acudir a la Virgen, lo agradezco.

¿Alguna virgen en particular?

En casa le hemos tenido mucho cariño a la Virgen de Montserrat. Y desde que falleció mi madre, también la Virgen de Bisila, patrona de Guinea, me recuerda a ella y a esos orígenes que no conozco, pero que aspiro a ir a conocer.

¿Usted hizo de monaguillo?

Sí, en Mira-sol, ayudaba al p·rroco, con mi fajín rojo, todo serio.

Gustos musicales En el coche ponemos la radio, suena reguetón; yo lo detesto, pero ¡nuestros hijos cantan!”

¿Es miembro del Opus Dei?

Sí, soy supernumer­ario del Opus Dei. Es un modo de entender la vida y que hacer tu trabajo lo mejor posible y sirviendo a los dem·s sea una manera de santificar­te.

Algo de usted que cambiaría.

Político y odontólogo “Echo en falta esa tranquilid­ad en el box, con la música... Ahora todo es ruido”

¡Cada noche me doy cuenta de tantas cosas que tendría que cambiar! Haber sido m·s paciente, haber dedicado m·s tiempo a preparar una intervenci­ón o ser m·s detallista con mi mujer o mis hijos.

Con más tiempo, ¿qué haría?

Pues estar m·s con mi mujer, leer, y sobre todo echo en falta pasar m·s rato con mis amigos con una cerveza o un gin-tonic y riéndonos.

¿Un lema o frase que le inspire? Una en latín: omnia in bonum, que significa que todo es para bien.c

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De conviccion­es religiosas, explica que fue monaguillo y cada día dedica un rato a rezar; su lema es ‘omnia in bonum’ (todo es para bien). Aquí, en el plató donde se hizo la entrevista
Xavier Cervera La o ación De conviccion­es religiosas, explica que fue monaguillo y cada día dedica un rato a rezar; su lema es ‘omnia in bonum’ (todo es para bien). Aquí, en el plató donde se hizo la entrevista

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