Donald Trump critica a Biden y pide a Tel Aviv que “termine el trabajo”
Lyndon Johnson, que cuatro años atr·s había escalado el nivel de implicación militar estadounidense en el Sureste Asi·tico, en una guerra que a esas alturas ya se presentaba imposible de ganar y que acabaría dejando 58.000 soldados americanos muertos y 153.000 heridos. En marzo, después de las primarias de New Hampshire, Johnson anunció que no iba a buscar la reelección.
Cinco meses después, cuando los demócratas se disponían a elegir a su candidato en la Convención Nacional de Chicago, el movimiento contra la guerra protagonizó manifestaciones masivas que tropezaron con la
brutalidad policial. El candidato elegido en esa convención, Hubert Humphrey, terminaría derrotado en noviembre por el republicano Richard Nixon, quien había prometido alcanzar una “paz con honor” en Vietnam. La retirada de tropas no se formalizaría hasta 1973 mediante una ley aprobada en el Congreso.
Los paralelismos de la situación actual con la de hace casi seis décadas sirven de inspiración al movimiento estudiantil por Gaza y han sido resaltados en numerosos artículos de prensa, y hasta por el senador y excandidato demócrata Bernie Sanders, quien afirmó que “Gaza puede convertirse en el Vietnam de Joe Biden”.
Ambos levantamientos se pro
ducen en año electoral, en un país en el que cada vez es m·s evidente la brecha ideológica y generacional (especialmente, desde Black Lives Matter); ambos han comenzado en la Universidad de Columbia, se han expandido a otras universidades del país y han sido reprimidas con dureza por orden de los rectores; y en ambos hay un impopular presidente demócrata en el poder y una convención nacional en ciernes en Chicago.
Sin embargo, en 1968 el conjunto de la sociedad estadounidense se veía implicada en el conflicto, pues eran sus propios familiares quienes estaban siendo abocados a la carnicería en nombre de la contención del comunismo en el mundo. Aunque
en la guerra en Gaza, financiada en gran parte por el gobierno estadounidense, también han muerto americanos y familiares de los estudiantes –muchos, de origen ·rabe y palestino– que hoy protestan, es m·s complicado que se expanda a otros sectores de la sociedad, que en su mayoría sigue apoyando el envío de armas a Israel.
Esto no es 1968. Si lo fuera, Biden probablemente habría anunciado su retirada de la carrera electoral. Y su rival, Donald Trump, no estaría llamando a Tel Aviv a “terminar el trabajo” y criticando al presidente por “haber abandonado a Israel” con su reciente decisión de retrasar el envío de 3.500 bombas por el temor a una masacre en Rafah.
Y, aunque Gaza no es Vietnam, podría hacer caer al presidente Biden, pero no por incomparecencia como Johnson, sino en las urnas el 5 de noviembre. Por el sistema electoral americano, decenas de miles de personas en siete estados clave pueden decantar el resultado de los comicios, que se prevén, al menos, tan disputados como los del 2020. Entonces, el apoyo de los jóvenes universitarios fue esencial para su victoria, pero cada vez est· menos claro que vayan a revalidar su confianza.
La última encuesta del reputado Emerson College indica que, en estos momentos, Trump aventaja a Biden en los siete estados
Las escenas vistas en la George Washington se han repetido en universidades de todo el país
Bernie Sanders ha afirmado que “Gaza puede ser el Vietnam de Biden, pero yo le votaré”
considerados clave: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin. Aunque también revela que el margen es estrecho, de entre uno y cinco puntos dependiendo del estado, y quedan seis meses para reconducir la situación.
Las escenas que vemos hoy en la Universidad de George Washington se han repetido en centros educativos de todo el país, incluidos estos siete swing states, donde los indecisos –que se estiman en el 6%– son mayoritariamente jóvenes, un segmento de la población que históricamente muestra menos simpatía por demócratas y republicanos, y que se autodefine –en un 41%, según Gallup– como independiente. Si Biden sigue criminalizando las protestas, mantiene el apoyo armamentístico a Israel y no influye en su gobierno para poner fin a la matanza, que ya asciende a 35.000 muertos, le resultar· complicado ganarse el apoyo de los jóvenes y se le har· cuesta arriba la reelección.c