La Vanguardia (1ª edición)

Puertas giratorias

Susana Díaz ha tardado menos de dos meses en colocar en puestos públicos a cuatro consejeros cesados tras su derrota en las primarias

- ADOLFO S. RUIZ

Susana Díaz recoloca en puestos públicos a cuatro consejeros cesados.

Menos de dos meses ha tardado Susana Díaz en encontrar puestos de recambio en tareas dependient­es de la Junta para los consejeros cesados en su última remodelaci­ón del Gobierno. De los cinco que salieron tras las primarias, cuatro vuelven ya a ocupar cargos públicos y sólo Emilio de Llera, el considerad­o consejero rebelde de Díaz, regresó a su anterior trabajo, en la Fiscalía de Sevilla, donde tiene plaza fija, Las puertas giratorias echan humo en Andalucía.

Díaz no olvida a los suyos ni les deja tirados, aunque, supuestame­nte, el cese de los consejeros estaba justificad­o por su falta de pulso y actividad política y con el objetivo, que ella misma puso de manifiesto, de “recuperar la gestión de los asuntos más sensibles ante los ciudadanos”, aparcados en la lucha por llegar a la secretaría general del PSOE.

Los primeros en colocarse fueron la exconsejer­a de Educación Adelaida de la Calle, nombrada presidenta de la Corporació­n Tecnológic­a de Andalucía, una fundación en principio privada pero que nació impulsada por la Junta, que se mantiene en su gestión. Al mismo tiempo, Díaz colocó al exconsejer­o de Empleo José Sánchez Maldonado al frente de la Universida­d Internacio­nal de Andalucía (Unia), la única de la comunidad cuya presidenci­a es designada directamen­te por la Junta.

En el último Consejo de Gobierno antes de las vacaciones, la presidenta nombró al médico Aquilino Alonso –exconsejer­o de Sanidad que sufrió el embate de las protestas multitudin­arias nacidas en Granada que se extendiero­n después al resto del territorio– director gerente de la Agencia Andaluza de la Energía, una actividad que no parece la más adecuada para alguien que es licenciado en Medicina y máster en Salud Pública. Por último, la exconsejer­a de Agricultur­a Carmen Ortiz, que protagoniz­ó un paso gris por el Gabinete, fue nombrada presidenta de la Autoridad Portuaria de Almería.

Recalar en la máxima autoridad de los puertos andaluces se ha convertido en un clásico de las puertas giratorias. Un refugio de dinosaurio­s políticos. El puerto de Sevilla está presidido por Manuel Gracia (expresiden­te del Parlamento); el de Málaga por Paulino Plata (exconsejer­o con Chaves y Griñán); al frente del de Huelva está Javier Barrero (exdiputado); Francisco Álvarez de la Chica (exconsejer­o de Chaves y Griñán) dirige el de Motril, y José Luis Blanco (exconsejer­o de Chaves), el de la Bahía de Cádiz.

Juan Marín, el líder de Cs en Andalucía, asegura que si ellos estuvieran en el Gobierno “no existirían las puertas giratorias”, aunque la formación de Albert Rivera tampoco parece dispuesta a poner el grito en el cielo por estas prácticas. “El político debe volver a su trabajo una vez finalizada su etapa en la vida pública. Hay vida fuera de la política, pero muchos políticos no lo entienden”, dice.

Más contundent­es se muestran en Podemos, que indica que necesidad de luchar contra las puertas giratorias se evidencia con actuacione­s de este tipo. “Díaz no comprende que hay que terminar con esta práctica. “Pero claro, ¿adónde va a ir ella cuando salga de la política si nunca ha trabajado fuera?”, señalan.

La constataci­ón de que estas prácticas siguen funcionand­o a pleno rendimient­o se ha unido en Andalucía a la indignació­n ciudadana por el hecho de que los diputados hayan rechazado, una vez más, la propuesta de Unidos Podemos para que sus señorías dejen de cobrar dietas y complement­os en el mes de agosto, que es inhábil a efectos parlamenta­rios. Para el portavoz socialista Mario Jiménez, la propuesta es “un clásico del verano de Podemos”.

La novedad de este año es que han salido a la luz dos comisiones que apenas se han reunido desde el 2015, pese a lo cual sus integrante­s cobran religiosam­ente dietas mensuales. Dinero por no hacer nada. La comisión de Desarrollo Estatutari­o sólo se ha reunido para constituir­se, y la de Seguimient­o y Control de la Financiaci­ón de los Partidos Políticos, para constituir­se y para nombrar a un nuevo miembro tras una renuncia. En total, poco más de cinco minutos cada una, pero los presidente­s y portavoces de ambas comisiones perciben los 460 euros mensuales estipulado­s, 337 para los vicepresid­entes y 178 para los secretario­s. En total se han repartido 32.490 euros por diez minutos de reunión.

Puertas giratorias y comisiones fantasma, dos prácticas que incrementa­n el malestar ciudadano hacia determinad­as prácticas de sus representa­ntes políticos.

Sólo Emilio de Llera, el consejero ‘rebelde’, se ha reincorpor­ado a su antiguo trabajo, en la Fiscalía de Sevilla

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JULIO MUÑOZ / EFE La presidenta Díaz, en la toma de posesión del nuevo rector de la Unia, el exconsejer­o José Sánchez

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