La selección de fútbol avanza hacia el oro
Una cómoda victoria ante Ghana por 2-0 clasificó a la selección española de fútbol para la final de los Juegos Olímpicos, camino de un oro histórico. Los goles de Abelardo y Berges dieron el triunfo al equipo de Vicente Miera, que abandonó la sede de Valencia ganando todos los partidos y sin encajar ningún gol.
La jornada fue muy densa y emotiva en el Estadi Olímpic. Primero con la fenomenal carrera del estadounidense Quincy Watts en los 400 m, aunque se quedó a 21 centésimas del récord del mundo que poseía Harry Reynolds. Watts pasó los primeros 200 metros en menos de 21 segundos y ese esfuerzo la restó oxígeno en el tramo final de la carrera para superar el crono de Reynolds. La sorpresa mayúscula llegó en los 200 m con la eliminación de Michael Johnson, el gran favorito y el atleta que estaba destinado a batir el récord de Pietro Mennea de 1979. El velocista norteamericano reconoció que “tras correr en Salamanca –un mes atrás– cogí un virus que los médicos no pudieron diagnosticar. Lo pasé muy mal y perdí cinco kilos. Aquí, en Barcelona, he entrenado mal, notaba las piernas duras, pero lo atribuía a la dureza de la pista. Con todo, estaba convencido de que en el momento de la verdad iba a realizar una buena carrera”. Pero no fue así.
La bronca de los aficionados se la llevó el marroquí Khalid Skah en la ceremonia de entrega de medallas de los 10.000 metros, cuando el público no olvidó el desarrollo de una prueba en la que recibió la ayuda de su compatriota Butayeb. En cambio, la ovación para el keniano Chelimo y el etíope Addis Abebe –plata y bronce, respectivamente– fue enorme y los dos atletas se negaron a saludar a Skah.
En tenis, Arantxa Sánchez Vicario perdió ante Jennifer Capriati y se conformó finalmente con el bronce.