Paco Gómez, la poética del tiempo suspendido
Foto Colectania dedica a una retrospectiva a uno de los autores más singulares y ‘escondidos’ de la fotografía española del siglo XX
No sirvo para ponerme delante de unos gitanos y hacer una foto. Yo tengo que hacer mis fotos a objetos que estén quietos y no muerdan. Por eso me especialicé en paredes y texturas...”, confesaría Paco Gómez (Pamplona, 1918-Madrid, 1998), el fotógrafo de un tiempo suspendido que trascendió el mundo real a través de la poesía. Autor de mirada reflexiva y gusto por el existencialismo, se trata de una de las figuras más destacadas, singulares y escondidas de la fotografía española de la segunda mitad del siglo XX. La Fundación Foto Colectania, que custodia el archivo del fotógrafo (24.000 negativos y más de 1.000 fotografías) tras la donación de sus herederos al centro en el 2001, presenta ahora una admirable retrospectiva, Paco Gómez. El instante poético y la imagen arquitectónica, que muestra sus diversas facetas y en especial las transformaciones urbanas del Madrid de los años sesenta y setenta del que fue testigo con su cámara.
Paco Gómez (nombre con el que siempre se refirieron a él sus amigos, aunque él firmaba Francisco Gómez) se autoproclamaba fotógrafo amateur en un época en el que este término era sinónimo de creatividad. Compró su primera cámara para retratar a su novia y se ganó siempre la vida regentando un negocio familiar de sastrería. Fabricó su primera ampliadora con una caja metálica de mantecados, una lámpara de alumbrado público y un objetivo comprado en el Rastro. Autodidacta, dio sus primeros pasos dentro del círculo personal y familiar, y en 1956 ingresó en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, entrando en contacto con otros fotógrafos como Ramón Masats, Francisco Ontañón o Gabriel Cualladó, con los que fundó el colectivo La Palangana, que los domingos por la mañana desplazaban los objetivos de sus cámaras por los alrededores de Madrid en busca de un sentido más social y humanista de su trabajo. También formó parte del grupo Afal.
A caballo entre el realismo y la abstracción, la fotografía subjetiva y el neorrealismo, la fotografía de Paco Gómez no es la del cazador que busca el instante decisivo a lo Cartier-Bresson, sino que en su caso hay habría que hablar de “instante poético”, según el comisario Alberto Martín. Pensaba, “rumiaba” cada instantánea, fotografiaba con el ojo y luego regresaba con la cámara, trascendiendo lo real y extrayendo de la cochambre cualquier vestigio de belleza. Muros, medianeras y fachadas eran algunas de sus obsesiones. Para Martín, fue el pionero en la “práctica documental urbana”, que retrató sin prejuicios, a través de una mirada “radical”, cómo se vivía y lo que estaba ocurriendo en la ciudad, las transformaciones profundas que estaban desdibujando las fronteras entre campo y ciudad y propiciaban nuevas formas de vida.
En su presentación barcelonesa, la retrospectiva, que ya visitó en el 2016 el Canal Isabel II de Madrid, pone el acento en este Paco Gómez menos “canónico”, el fotógrafo de arquitecturas, al que dedicó buena parte de su trayectoria a través de su colaboración durante quince años con la revista Arquitectura. del Colegio de Arquitectos de Madrid. Gómez no sólo documenta los proyectos de los grandes arquitectos de la época sino que se simbiotiza con sus obras y “empieza a dialogar con la vanguardia de la época, y su obra establece una relación muy estrecha con la de artistas como Tàpies”, concluye Martín.