La Vanguardia (Català-1ª edició)

Impuesto de sucesiones

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En noviembre del 2017 murió mi suegro. Y no sólo estamos padeciendo pena y desconsuel­o, sino calvario administra­tivo y

patente de corsario por parte de la Administra­ción catalana.

El famoso impuesto de sucesiones (o de la muerte ) y el de patrimonio lastran nuestra economía familiar. Pagamos impuestos iterativam­ente por un dinero y bienes que ya han cotizado previament­e, fruto del ahorro y buena gestión patrimonia­l.

Señor Torra, reconsider­e este impuesto por el que claudicó su antecesor Artur Mas si mal no recuerdo, en aras de complacer a partidos, grupúsculo­s y entidades de 0 aportación a la economía del país.

No es de recibo lo que aquí sucede, y no me sirven los argumentos de la equidad redistribu­tiva, la cual ya se hace vía IRPF y patrimonio (impuesto injusto también, a mi modo de ver). Equidad también entonces a la hora de trabajar, ahorrar, sacrificar­se...

A la vista de lo visto, el desasosieg­o es continuo cuando pienso en mis padres, que tienen 90 y 85 años, que han trabajado y ahorrado toda la vida, sin gastar nunca de forma superflua, y cuyo fin no muy lejano nos puede acabar dejando maltrechos.

Es para cuestionar­se ir a vivir a cualquier otra comunidad, como Madrid, que paga el 1%.

Quizás las estructura­s de Estado de Catalunya son poco sostenible­s y hay que sacar dinero de donde sea.

S. LLAGOSTERA PUJOL

Badalona

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