La Vanguardia (Català-1ª edició)
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Cada año se pierden 13 millones de hectáreas de bosques y la degradación persistente de las tierras secas ha llevado a la desertificación de 3.600 millones de hectáreas. Son solo dos de los datos publicados por Naciones Unidas para justificar uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que pretende preservar la vida de los ecosistemas terrestres.
La actividad humana es uno de los mayores peligros para los ecosistemas. El cambio climático, la destrucción de hábitats, la contaminación, las especies exóticas invasoras y la sobreexplotación del medio natural son las principales causas de la pérdida de diversidad. En concreto, se calcula que el cambio climático, y la reducción de hábitats que éste supone, provoca la extinción de unas 30.000 especies al año en el planeta. te degradación de la naturaleza. A pesar de que el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) creó el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica (2011-2020) con 20 objetivos para frenar la destrucción de la biodiversidad del planeta, una década después ningún país los cumple al 100%. Es así incluso cuando expertos de la ONU aseguran que un millón de especies están en peligro de extinción.
Y todo ello tiene un impacto directo o indirecto en la salud de las personas. Cuanta más diversidad de cultivos, mayor capacidad de adaptación de las poblaciones locales a alteraciones climáticas. Actualmente, el 90% de la