La Vanguardia (Català-1ª edició)
Coser y cantar
Los nuevos precios de electricidad impuestos por el Gobierno dejan socialmente mucho que desear. Los tramos baratos incluyen unas horas intempestivas en las que cualquier persona normal no puede ni debe realizar las tareas. Durante prácticamente todo el día campa la tarifa de luxe, 3,5 veces más cara que la más barata. La llana o intermedia tampoco está para tirar cohetes. Se penaliza, sobre todo, a la gente que está en casa, que trabaja allí. Los sectores sociales que más sufren son las familias dependientes, con niños pequeños o las amas de casa.
Bien pensadas, es decir, ofreciendo opciones de horarios intermitentes y cuerdos, hubieran podido ser una oportunidad de mejorar el medio ambiente y de preservar una fuente de energía ante abusos, pero de esta manera afecta a la organización de tareas que no se pueden retrasar, pues no hay opción, y el subidón de la factura hundirá más a grupos que ya por la covid lo han pasado fatal.
Lo que antes parecía coser y cantar se ha vuelto un acertijo de labores caseras, ¡pues en casi todas las horas efectivas del día reina la tarifa del millón! Nuestra casa, el último rincón que nos quedaba para refugiarnos de los dramas de la pandemia, se ha convertido, con esta política rancia y antisocial, en un problema más.
Cristina Sande Cecchi